“Si te dedicas a la interpretación, usar tu propia experiencia es lo más rico”
Mira lo que has hecho rompió moldes el año pasado. Era una comedia que podía navegar también por el drama, como la vida misma. Cocreada e interpretada por Berto Romero, la serie era una metaficción donde se confundía el Berto actor, el Berto padre y el Berto pareja. La segunda entrega, que mañana llega a Movistar+, sigue con ese tono naturalista y se riza más el rizo: veremos a Berto rodar una serie sobre él mismo y su faceta de padre. Es decir, se rueda
Mira lo que has hecho dentro de
Mira lo que has hecho. La actriz Eva Ugarte, que da vida a Sandra, la esposa de Berto en la ficción, ve ahora como otra actriz (Belén Cuesta haciendo de Belén Cuesta) la interpreta en esa otra ficción. Y además, arranca la temporada embarazada de mellizos. La historia promete.
¿Qué se siente viendo como alguien hace de usted dentro de esta metaficción?
Forma parte del juego de esta serie. Recuerdo que durante el rodaje de una escena en la que están cenando Berto Romero y Belén Cuesta, cuando ella, como actriz, se guarda un guion en el culo, yo me dije “!eso yo no lo hago!”. Sin darme cuenta había caído en el mismo juego que yo participé en crear desde sus inicios.
Con este juego entre su personaje y el de Belén Cuesta, ¿ha empatizado usted más con la pareja real de Berto Romero?
Sí. Cuando leí sobre guion que Berto rodaba una serie sobre él mismo en esta segunda temporada, me imaginé que “nuestro” apartamento no sería como el de la nueva ficción. Y cuando vi que lo era, me molestó un poco. De repente recordé que mucha gente me preguntaba si sabía que sentía la mujer de Berto, o si era anestesista de verdad o si se llamaba Sandra. Yo contestaba diciendo que estábamos haciendo una ficción, que era como una caricatura, que cuando te la pones delante te reconoces pero al mismo tiempo te dices que tu no tienes esa nariz tan exagerada. Pero sí, es verdad que esta nueva trama de la serie me ha permitido entender un poco más que debe sentir la mujer de Berto cuando ve la serie.
Decía usted que mezclar realidad y ficción es un juego divertido para el espectador. ¿No hay peligro de perderse?
El espectador puede perderse cuando se identifica con el personaje de Berto, pero no con el de Sandra. La serie es como una espiral pero se ve claramente dónde está el principio y dónde está el fin. No es un laberinto.
Tras el estreno de la primera temporada, ¿se encontró con gente que realmente se pensaba que era la mujer de Berto? Uy, un montón (ríe). Es genial. El día después de estrenarse la serie, en Wikipedia alguien escribió que la pareja de Berto Romero se llamaba Sandra. Y mucha gente que antes no me conocía me llamaba “la mujer de Berto”. Es normal e incluso excitante y emocionante que esto pase porque significa que la gente se ha creído totalmente tu personaje.
¿Y también le pedían consejos como madre experta?
Sí, también. Algunas me preguntaban si era mamá y aunque les decía que no, como se habían sentido tan identificadas con Sandra, se olvidaban que Eva no era madre y me seguían hablando como si lo fuera.
Aunque no es madre, uno de los temas que ha declarado que le preocupan mucho es la educación de los niños.
Leo y observo mucho. Tengo la fortuna de tener dos sobrinos de 4 y 1 años y se me ocurren muchas ideas sobre su educación. No sé si cuando llegue el momento seré mejor o peor madre, pero cuando más me meto en el tema, más complicado me parece. Deberíamos cambiar tantas cosas... Yo cada vez me fijo más cómo lo ha hecho Disney.
¿En que sentido?
Manejan de una manera muy extrema. Estuve trabajando en Disneyland París durante dos meses para aprender francés. Entonces observé toda la manipulación que hacen. No hablo en términos sólo de princesas y príncipes, de machismo y de feminismo, sino sobre todo de educación emocional. Disney me parece el gran ejemplo de cómo han educado nuestras emociones.
¿Le gustaría algún día utilizar un formato como el de Mira que has hecho pero basado en su vida?
Sí. Como Berto es un compañero y un jefe muy creativo y generoso, a mi me ha abierto mucho la mente. Me encantaría rodar una serie como ésta sobre mi vida. Elegir tu propia vida para hablar de lo que te dé la gana resulta muy sanador. Porque en realidad no hablas de ti, vamos a ser francos, sino que juegas a esa mezcla de realidad y ficción pero que realmente no es la verdad, que no suele ser tan interesante. Si te dedicas al mundo de la interpretación, usar tu propia experiencia es lo más rico.