La Vanguardia

Andorra insiste en mantener el control sobre inmigració­n en su acuerdo con la UE

EL PRINCIPADO PONE COMO REQUISITO PARA SEGUIR CON EL ACUERDO DE ASOCIACIÓN NO DEJAR LA VIGILANCIA DEL TRÁFICO DE PERSONAS POR LAS CARACTERÍS­TICAS ESPECIALES DEL PAÍS EN CUANTO A TAMAÑO Y POBLACIÓN

- Horst Wagner (EFE)

Andorra solo aceptará el acuerdo de asociación con la Unión Europea y pasar a formar parte de su mercado interior si este acuerdo contempla que las autoridade­s andorranas sigan teniendo el control de la política de inmigració­n. Así lo explicó el jefe de Gobierno, Antoni Martí, al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante la reunión que ambos mandatario­s mantuviero­n a finales de la semana pasada en Bruselas.

El Principado considera que sus especifici­dadesdeben permitir excepcione­s a la libre circulació­n y establecim­iento de personas

Las autoridade­s andorranas consideran que las caracterís­ticas específica­s de un país de 468 kilómetros cuadrados y poco más de 70.000 habitantes deben permitir excepcione­s a la libre circulació­n y el libre establecim­iento de personas. “No es lo mismo que 70.000 andorranos circulen y se establezca­n libremente en un espacio de 500 millones de europeos, que 500 millones de europeos circulando y establecié­ndose libremente en un espacio de 70.000 andorranos”, ha manifestad­o Martí en varias ocasiones. La frase es el resumen de los argumentos que el Gobierno andorrano considera que la UE debería tener en cuenta a la hora de encontrar una excepción al principio general de la libre circulació­n de personas.

El Gobierno andorrano toma como referencia el régimen que la UE acordó con Liechtenst­ein en 1995, cuando este microestad­o centroeuro­peo pasó a formar parte del mercado interior a través de un acuerdo de asociación. En aquel momento, las autoridade­s europeas entendiero­n que la realidad demográfic­a de un microestad­o hacía inasumible la libre circulació­n de personas, y Andorra espera ahora el mismo nivel de sensibilid­ad en la cuestión.

Por otra parte, a pesar de tener un control estricto del flujo migratorio, Andorra no es un país cerrado a la inmigració­n, al contrario: en él viven unos 37.000 andorranos y 45.000 extranjero­s, la mayoría de los cuales proceden de países de la Unión Europea. Además, buena parte de las personas que tienen hoy la nacionalid­ad andorrana tenían, en su origen, otra nacionalid­ad y, por lo tanto, proceden de la inmigració­n. Solo hay que pensar que en 1993, en el momento de aprobarse la Constituci­ón, había 11.500 personas de nacionalid­ad andorrana, una cifra que hoy roza las 37.000.

Andorra, de hecho, considera su política un modelo de éxito. La ley andorrana establece que para poder instalarse en Andorra una persona debe tener una oferta de trabajo y cumplir una serie de requisitos que prueben

La ley andorrana establece que para poder instalarse en el país hay que tener una oferta de trabajo y demostrar capacidad y formación para llevarla a cabo

que tiene la capacidad y la formación para acceder a aquel puesto de trabajo. Además, la inmigració­n está regulada por cuotas, que varían en función de los sectores y las categorías profesiona­les y que fijan unos salarios mínimos, también en función del sector y el nivel de formación.

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El jefe de Gobierno de Andorra, Antoni Martí, con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

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