El sector turístico y la construcción lideran el crecimiento de la economía andorrana
El comportamiento de la economía andorrana en 2018 ha sido, en términos globales, positivo y con un grado de dinamismo similar a 2017. Andorra se mantiene en una etapa de crecimiento iniciada en 2013 que le está permitiendo recuperar despacio los niveles de actividad precrisis.
Las últimas encuestas de clima empresarial de la Cámara del año 2018 reflejan una mejora progresiva de la marcha de los negocios de las empresas, liderada sobre todo por las actividades vinculadas al turismo. Destaca la contribución positiva del sector de la construcción, que en el ejercicio 2018 ha experimentado un crecimiento de la actividad más intenso que el resto de grandes sectores.
El comercio minorista es el sector que muestra el ritmo general de la actividad más flojo, básicamente por la fuerte competitividad y los cambios en las pautas de consumo, debido al cambio de tendencias y de hábitos que ha supuesto la entrada del e-commerce y que afecta de forma global a todo el mundo.
La recuperación gradual de la economía andorrana se ha puesto de manifiesto a través de una evolución favorable de los indicadores principales de actividad y demanda. En particular, en 2018 se ha registrado una moderación suave del ritmo de crecimiento interanual de las importaciones de bienes (4,7%) y un incremento significativo del número de establecimientos registrados, del 3,8%, una cifra que refleja una creación neta de 333 nuevos establecimientos. Por otro lado, la ocupación asalariada ha mostrado también un dinamismo elevado hasta noviembre (un 3,0% más de aumento respecto a 2017), impulsado principalmente por el sector de la construcción y por los servicios. Destaca también la tendencia positiva del número de visitantes, que por tercer año consecutivo ha superado la cifra de los 8 millones anuales, con una tasa de aumento del 2,5% respecto a 2017.
En definitiva, la economía andorrana sigue mejorando progresivamente, favorecida por el buen comportamiento del contexto internacional, sobre todo de la zona euro. Esta tendencia queda reflejada en la estimación del PIB publicada por el Gobierno, que muestra un crecimiento económico real del 2,1% interanual, en el tercer trimestre de 2018.
Otras calificaciones internacionales avalan la solvencia y la estabilidad económica del país. A principios de 2019, las agencias de calificación Standard & Poor’s y Fitch Ratings han publicado la última nota de evaluación de Andorra, en la que mantienen la calificación en BBB/A-2 y BBB+, respectivamente, con perspectiva estable. Destacan la evolución positiva del PIB, la solidez de la actividad económica y la aplicación de políticas fiscales prudentes. También valoran positivamente los pasos realizados para homologar el país a las normativas europeas e internacionales y, especialmente, en el sector financiero, en cuanto a la adopción de normativas en materia de transparencia e intercambio de información fiscal, que ha comportado una profunda reestructuración del modelo de negocio del sector. Todo ello ha culminado recientemente con la salida de Andorra de la lista gris de paraísos fiscales de la UE. Hoy en día, Andorra ya cuenta con un marco fiscal comparable al resto de países de la UE y la OCDE, y mantiene un diferencial fiscal importante que nos hace ser muy competitivos.
La apertura económica, la diversificación y la internacionalización de las empresas han sido clave en este proceso transformador del país. Encaramos ahora el encaje con Europa a partir de las negociaciones que está llevando a cabo el Gobierno para asegurar la competitividad de Andorra en el futuro.
La atracción de inversión extranjera, a pesar de que todavía es una entrada incipiente en cuanto a cifras, es significativa en su globalidad, teniendo en cuenta que somos un Estado de 468 km2 y unos 76.000 habitantes. Va tomando fuerza cada año y ya contamos con casos de éxito que representan la clave de vuelta para las bases de una nueva diversificación económica sustentada en la innovación, las TIC, a través de la implantación de algunas empresas de investigación y servicios avanzados, que encuentran en Andorra un marco económico, social y fiscal favorable, además de una estabilidad política y el carácter abierto y cosmopolita de la sociedad andorrana. Estos rasgos nos posicionan como la plataforma ideal desde donde proyectar negocios hacia Europa y el mundo. Por lo tanto, me atrevería a decir que Andorra se ha convertido en un triple destino: turístico, empresarial y de talento, y el mercado ideal, por sus condiciones, para emprender nuevos proyectos.
Y en este proceso de transformación, todavía tenemos retos por afrontar. En la actualidad, Andorra tiene que mejorar y hacer crecer las capacidades para adaptarse al nuevo paradigma de la transformación digital, que tiene un impacto directo en todos los sector de actividad. La globalización y la digitalización de los servicios son palancas críticas para nuestra transformación. Desde la Cámara trabajamos para promover la mejora de la productividad y competitividad de las empresas, en un entorno marcado por la transformación digital y la innovación tecnológica.
Por otra parte, el desarrollo de las infraestructuras de comunicación es la gran asignatura pendiente del país, teniendo en cuenta nuestro enclave geográfico. Desde la Cámara estamos estudiando la viabilidad de todas las opciones necesarias para mejorar la comunicación hacia el exterior, que se centra en dos dossieres importantes: la conexión con Europa por ferrocarril y el acceso a todo el mundo por vía aérea, a través de un aeropuerto internacional dentro del territorio nacional. La futura implementación de cualquier proyecto de mejora de las comunicaciones de Andorra establecería un nuevo marco de relaciones exteriores favorable para todas las partes y un beneficio directo para los más de 8 millones de visitantes que acoge el país anualmente. La mejora de las infraestructuras viarias reforzará todavía más el vínculo con los países vecinos para seguir siendo un motor económico y de prosperidad para la región de los Pirineos y un nexo comercial entre los territorios limítrofes de España y de Francia.
La apertura económica,
la diversificación y la internacionalización de las empresas andorranas han sido clave en el proceso transformador del país