La Vanguardia

Una temporada descafeina­da

El invierno llega al ecuador con escasez de nevadas y el anticiclón como protagonis­ta

- ELISABETH ESPORRÍN

Los días pasan y las jornadas con nieve recién caída brillan por su ausencia. Y junto a la escasez de nevadas del mes de febrero, las altas presiones seguirán siendo el común denominado­r, con jornadas soleadas y una nieve que se mantiene en las pistas gracias a los cañones y el enorme trabajo de las máquinas.

La campaña invernal traspasa su ecuador sin pena ni gloria. Si bien la nieve de finales de otoño auguraba uno de los mejores comienzos, poco hubiese durado de no haber sido por la nieve programada. Un adelanto de temporada durante el puente de Todos los Santos en Masella, Alto Campoo o Valgrande Pajares, del que sólo subsistió la primera gracias a la enorme red de cañones que innivan 53 km del total de descensos.

El inicio de la temporada estuvo marcado por un tiempo muy estable y temperatur­as a la alza. Unos altos y bajos meteorológ­icos acentuados por el anticiclón como responsabl­e hasta pasadas las fiestas navideñas. El invierno se salvaba por la campana gracias a las nevadas de la segunda quincena de enero.

“Se trata del cuarto invierno más seco desde el 1914, tal y como recoge la sección meteorológ­ica del Observator­i Fabra de Collserola”, dice Dani Ramírez, meteorólog­o de TV3. El anticiclón seguirá imponiendo su ley los próximos días y hasta final de mes, con enormes contrastes térmicos entre el día y la noche. “Las temperatur­as serán totalmente primaveral­es el fin de semana próximo con valores máximos de 14ºC en la cota 2.000 metros”, añade Ramírez.

Las estaciones han hecho este año un gran esfuerzo en mantener las pistas en óptimas condicione­s, merced a los cañones de nieve. Una producción que ha asegurado, a diferencia de antaño, no sólo el inicio de la campaña en diciembre. Y es que pese a la sequía, la mayoría de pistas sigue manteniend­o el pulso a una temporada difícil por las inclemenci­as meteorológ­icas.

En este sentido, los cañones han marcado un antes y un después en las pistas de esquí. Si La Molina ya aseguraba el maná blanco en el año 1985 con la instalació­n de los primeros aspersores de nieve, Baqueira no lo haría hasta seis temporadas más tarde. No en vano, la estación aranesa vivió en 19891990 una situación similar a la del inicio del actual invierno, con la diferencia que aquella temporada sólo abrió dos semanas para la práctica del esquí por la falta de cañones. Realidad parecida la que vivió en el 2006-2007, pero con la gran diferencia que, con los cañones en marcha, aseguró la apertura de las instalacio­nes el 9 de diciembre.

UN AÑO ATÍPICO

“Se trata del cuarto invierno más seco desde 1914”, dice Dani Ramírez, meteorólog­o de TV3

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LA MOLINA Los cañones han cumplido su cometido

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