Una huelga de seguimiento escaso altera la movilidad
OeEl paro se notó en la educación y fue mínimo en sanidad, industria y comercio oeEn Renfe paró el 2,8%, y en el metro, el 12%, pero los piquetes cortaron varias vías
Vías ocupadas en plaza Catalunya.
Un grupo de manifestantes impide el paso de trenes en la estación de Catalunya durante la huelga convocada para protestar contra el juicio a los líderes independentistas.
El improperio resonó de buena mañana por toda la galería donde se encuentra la Oficina de Treball del paseo Valldaura. “¡Dice que no quiso entrar en Junts pel Sí porque era ‘ecléctico’!”. Tanto se enfadó con el inicio de las declaraciones de ayer, que al miembro del CDR de Sant Andreu le cayeron los auriculares mientras sus compañeros ocupaban las dependencias.
Convocada por la IntersindicalCSC, en la huelga general frecuentó la imagen de gente manifestándose en la calle pegada a la radio. No para enterarse del desarrollo de las diferentes protestas por toda Catalunya, sino para escuchar a los encausados por el 1-O ante el Tribunal Supremo. El seguimiento de la huelga en el ámbito laboral fue escaso, pero en la calle se manifestaron un buen número de personas, sobre todo estudiantes.
Hubo cortes de carretera ya a las cuatro de la madrugada. Protagonizados por los CDR y por piquetes, primero fueron breves y con objetos obstaculizando las vías. Después se multiplicaron en número y tiempo y se repitieron intermitentemente hasta la noche. C-55, AP-7 (en las provincias de Tarragona, de Lleida, de Barcelona), A-2 (en Barcelona, en Lleida), N-II, N-340, C-58, C-66, C-17, C-16, N-152a... Toda una retahíla de carreteras con el paso cerrado.
Al mediodía se celebraron manifestaciones multitudinarias en diferentes ciudades, como Sabadell, Tarragona, Girona, Lleida, Terrassa. Pero en especial en Barcelona, donde unas 13.000 personas se reunieron en la plaza Universitat convocadas por Universitaris per la República, con el apoyo de la ANC y Òmnium y muchas otras organizaciones.
La cifra aumentó gracias a la manifestación que desde las once de la mañana transcurrió por Via Laietana. Allí, el sindicalismo independentista encontró tres escenarios ideales para protestar: la jefatura superior de la Policía Nacional –gritos de “Este edificio será un biblioteca”–, la sede de Foment del Treball –botes de humo de colores y pintadas–, y la sede de CC.OO. –gritos de “traidores” y lanzamiento de huevos y pintura–.
Durante esta marcha, se produjo el siguiente momento radiofónico, cuando ante los siete jueces del Supremo se sentó el segundo acusado para declarar ayer. Vuelven los auriculares: “Mira que no me caía muy bien, pero ahora...”.
Luego, ya por la tarde, a las seis, se reunieron en el paseo de Gràcia de Barcelona unas 40.000 personas, según la Guardia Urbana, 200.000 en opinión de los organizadores. Si se toman datos oficiales, la de Girona todavía fue más multitudinaria: 70.000, según la policial local y los Mossos, la mayor manifestación nunca hecha en la ciudad, según confirmó la policía local, informa Sílvia Oller.
Fue el colofón final de una jornada donde hubo también, entre otros, tractoradas, marchas lentas y ocupaciones de vías de tren. Pero también hubo cuatro detenidos, 46 heridos leves, 16 de ellos Mossos d’Esquadra como recuento final.
Precisamente fue en las estaciones de tren donde hubo más tensión. Decenas de estudiantes ocuparon a la una del mediodía las vías de plaza Catalunya durante una hora. En el vestíbulo hubo cargas. No en el subsuelo, donde los manifestantes se retiraron antes de que los Mossos pudieran intervenir por la fuerza. Pero los porrazos llegaron a la salida, en paseo de Gràcia. Hubo algún herido, pero la situación se fue temperando en poco tiempo.
Los estudiantes no hicieron más que seguir el ejemplo de los huelguistas en Sitges, que un poco más tarde de las siete de la mañana cortaron las vías, afectando a varias líneas de Rodalies.
Para la ocasión, Òmnium instaló una pantalla gigante delante su sede en la calle Diputació de Barcelona para seguir las declaraciones del exlíder de la ANC –se llevó un puñado de aplausos–, pero sobre todo las de su presidente. No pudo ser. Poco después de las seis de la tarde, el Supremo suspendió la sesión hasta el martes. Sin tiempo para el activista de la entidad cultural. Auriculares al bolsillo y hacia la manifestación, muy cerca de la sede de Òmnium.
El otro gran centro de atención
INCIDENTES
Cuatro detenidos y 46 heridos leves en una jornada de movilización por toda Catalunya
fue Girona. El corte de la autopista AP-7 a la altura de Medinyà, donde se concentraron 500 personas convocadas por los CDR, acabó con cargas policiales al desalojar a los manifestantes. Una veintena de personas resultaron heridas por contusiones, entre ellos nueve Mossos d’Esquadra.
A diferencia de la huelga convocada el 8 de noviembre del 2017 o de los actos con motivo del primer aniversario del 1-O, en esta ocasión no hubo invasión de las vías del AVE. Un fuerte dispositivo policial protegía la estación, así como los juzgados y el Palacio de Justicia. Por la mañana, más de 9.000 personas se concentraron ante la sede de la Generalitat en Girona para reclamar la libertad de los presos. Una cantidad de gente que se multiplicaría por la tarde.
En Tarragona y Lleida el número de manifestantes por la tarde fue destacable, pero menor. En la primera, la plaza de la Font quedó pequeña, y en la segunda los Mossos cifraron en 10.000 las personas que denunciaron “la farsa del juicio” y donde una decena de tractores encabezaron la marcha que salió a las seis de la tarde de la plaza Ricard Viñes en dirección a la Rambla d’Aragó.
Así como habían ordenado los piquetes a algunos comercios durante todo el día, el soberanismo también bajó las persianas de las protestas en Catalunya. Fue por la noche, después de una jornada que quedó a caballo entre la dispersión de la huelga del 8 de noviembre del 2017 y del éxito de la del 3 de octubre del mismo año.