Presión a Casado en el PP para que modere su discurso
Las acusaciones de “felón” o “traidor” a Sánchez no gustaron ni al entorno del líder
Los acusaciones de “felón” o “traidor” disgustan incluso al entorno del líder Barones como Feijóo, Alonso y Monago piden una imagen más centrada
La firmeza no está reñida con la moderación, y eso es lo que piden diversos sectores del PP a Pablo Casado, que consideran que el lenguaje utilizado por el líder del PP contra Pedro Sánchez, cuando le llamó “felón” y “traidor”, no es el más adecuado si se quiere ganar unas elecciones y ser presidente.
Incluso algunos de su círculo más cercano le han transmitido que hay muchas formas de decir las cosas, y el lenguaje de trazo grueso suele ser contraproducente. No obstante, esa postura no es la mayoritaria en las personas más allegadas a Casado, que consideran que el electorado del PP lo que les pide es eso, quieren claridad, y que la crítica no se quede en medias tintas.
Pero cada vez más, algunos dirigentes populares, en especial barones, le dicen que se modere, que no intente emular a Vox. Es más, en las últimas comidas que han tenido, ya que almuerza con los presidentes regionales cada vez que hay una reunión de la dirección, la última el lunes, tras la junta directiva, le han pedido que se olvide de Vox y de Ciudadanos, que les deje fuera de su discurso, porque lo único que hace es engordarles, y que se limite a defender el proyecto del PP, que es lo que les va a dar votos.
De entre ellos, ya hay algunos que se atreven a hacer estas recomendaciones al presidente del PP en público. Es el caso de Alberto Núñez Feijóo, el barón con más peso en el PP, junto al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. La tesis que repite Feijóo es que “cada vez que nos hemos presentado como partido de centroderecha hemos obtenido unos muy buenos resultados”. Con eso lo dice todo. Es de los que no entienden que el líder del PP saque ahora el tema del aborto, tan controvertido, que ya condujo a la dimisión a Alberto Ruiz-Gallardón, y que no tiene, en su actual formulación, gran oposición social. Lo lógiño co, dicen, es que se despache el asunto diciendo que hay que esperar a la sentencia del Constitucional sobre el recurso que presentó el PP a la ley de plazos de Zapatero.
Otro presidente autonómico, con el que no cuenta Casado, el madrile- Ángel Garrido, lanza el mismo discurso sobre la moderación que Feijóo: “Hay que centrar el discurso. Hemos sido un partido que ha ganado las elecciones siempre que ha ocupado el espacio de centro”.
También el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, ha pedido a Casado que “hable y se comporte” como presidente del Gobierno, que es “lo que va a ser”, y no se puede ser jefe del ejecutivo con el mismo tono ni la contundencia que se tiene cuando se está en la oposición. Incluso un barón regional que apoyó a Casado en las primarias, el extremeño José Antonio Monago, le ha pedido también, en el último almuerzo, moderación.
En esas reuniones con Casado, los barones le han dicho que ha demostrado que dispone de un proyecto para el partido, pero que ahora es el momento de demostrar que tiene “un proyecto para España”, es decir, un programa de gobierno, que es lo que los ciudadanos votarán cuando vayan a las urnas.
Los barones creen que si es capaz de transmitir que tiene ese proyecto, ese programa, habrá recorrido buena parte del camino hacia la Moncloa. Casado, subrayan, tiene que dedicarse precisamente a explicar ese proyecto, mostrando imagen de presidente que ofrece soluciones, sin evitar la crítica.
En esas reuniones le dejan claro a Casado que el enemigo del PP es el PSOE, no Vox ni Ciudadanos, y, por lo tanto, no debe hablar de ellos, sino del PSOE y del PP, de lo que ha hecho y de lo que ofrece. Otra recomendación que le han trasladado es que no hable de alianzas. El PP debe salir a ganar las elecciones, a quedar el primero, por encima del PSOE. Y sobre todo que no hable de Vox, ya que muchos creen que detrás del discurso del partido de Santiago Abascal no hay nada, y si se deja de hablar de Vox “la espuma bajará”.
Y parece que Casado está dispuesto a esforzarse y dar esa imagen de centro. Sus últimas intervenciones, sobre todo la del miércoles en el Congreso, en la sesión de control al presidente del Gobierno, evitó ya esos insultos que le dedicó la semana pasada a Sánchez, aunque siga fuerte en su crítica. También se ha colgado del brazo de Núñez Feijóo y ha pasado toda una jornada con él en Galicia, para dar una imagen de unidad del partido. Se trata de demostrar que no hay sectores, y que todos están con él. Pero también dar esa imagen de centralidad que los suyos le piden, y que ahora representa, más que nadie, el presidente gallego.
Y hablarle a los españoles de programa. Pablo Casado hará una campaña muy pegada al terreno, muy sectorial, dicen en el PP, donde se dirigirán grupo por grupo, a todos los sectores. Ayer fue el turno de Ávila, hasta ahora su circunscripción, y se dedicó al sector ganadero.
El presidente del PP mata así dos pájaros de un tiro. Por un lado, muestra su preocupación por el mundo rural y presenta su proyecto, desde llevar la banda ancha a todos los pueblos hasta facilitar el emprendimiento en el medio rural, aprovechando las nuevas tecnologías, y en concreto con medidas dirigidas a la mujer en el mundo rural.
Por otro, intenta atraer a los votantes de Vox y Cs, sin citarlos, a los que les dice que, dadas las características de las circunscripciones pequeñas, un voto de centroderecha a un partido que no sea el PP puede acabar, por el juego de los restos, dando un diputado más a PSOE o Podemos. Es una llamada, dijo, “a la concentración del voto en las provincias de menos de seis diputados”. Se trata de optimizar el voto, ya no el voto útil, sino el “voto necesario” para que Sánchez no siga en la Moncloa.
Barones como Feijóo, Garrido, Monago y Alonso reclaman una imagen centrada
Los críticos creen que Casado debe olvidarse de Cs y Vox y defender su propio programa