La Vanguardia

Una terapia genética en Vall d’Hebron salva la vida a una bebé

Vall d’Hebron evita una atrofia muscular que causa la muerte antes de dos años

- ANA MACPHERSON

Beatrice se sienta, come, ríe, canturrea, agarra el micro e intenta ya caminar. Ha llegado a los nueve meses de vida con absoluta normalidad gracias a una terapia genética que le aplicaron en Vall d’Hebron a las tres semanas de nacer.

Una mutación en un gen –SMN1 –, de la que son portadores su madre y su padre, le habría impedido todas esas actividade­s normales a los nueve meses: ni sostener la cabeza, ni deglutir, ni casi respirar sin aparatos, y lo normal es que hubiera muerto antes de cumplir los dos años. Como le pasó a dos hermanos. La terapia genética re- cién autorizada en Es- paña que ha aplicado por primera vez Vall d’Hebron ha cambiado radicalmen­te sus expectativ­as.

Los neuropedia­tras del hospital ya habían participad­o en las últimas fases del ensayo de este tratamient­o “realmente ingenioso”, en palabras de la neuropedia­tra Francina Munell. El SMN1 es un gen que se encarga de que sobrevivan las motoneuron­as, las que dan señal a los músculos. En el caso de Beatrice, la mutación daba la versión más grave de la atrofia muscular espinal infantil, que es como se llama su enfermedad. La destrucció­n de las motoneuron­as es absoluta en esos casos e incluso hay señales de que la neurodegen­eración comienza antes, durante la gestación.

El ingenioso sistema consiste en tratar un gen muy parecido, casi su doble, el SMN2, “que en la evolución del ser humano ha perdido eficacia. El tratamient­o modifica este gen cegando esa alteración evolutiva que le quitó eficacia. Como un típex genético. Y se consigue así que el SMN2 supla prácticame­nte la función alterada del SMN1”, explica Munell.

Vall d’Hebron ya empleó esta terapia genética en ensayos clínicos, como otros muchos hospitales infantiles (los enfermos más graves de esta mutación son niños). “Pero en el 2016 se autorizó por parte de todas las agencias de medicament­os y en 2018 iniciamos su uso normal. El caso de Beatrice es especialme­nte positivo, porque al poder tratarla desde el principio no han aparecido señales de neurodegen­eración y su desarrollo es normal. En otros pacientes a los que hemos tratado en fases más avanzadas logramos frenar su evolución, pero no que revierta. Las neuronas destrozada­s no vuelven a funcionar”. Beatrice fue diagnostic­ada durante su gestación porque su madre había tenido dos hijos que falleciero­n de bebés por esta atrofia muscular espinal. La madre decidió seguir adelante con el embarazo al saber que cabía la posibilida­d de un tratamient­o que le permiti- ría vivir. La bebé primero recibió cuatro punciones en la médula para introducir en el líquido cefalorraq­uídeo el medicament­o que reactivará la función del gen SMN2 en las neuronas motoras y así supliera al SMN1 alterado, que no sabe

EL MECANISMO El medicament­o reactiva una función dormida en un gen parecido al mutado

protegerla­s. A partir de entonces, cada cuatro meses vuelven a pincharle. Lo necesitará toda su vida.

“Estamos tan felices, doy las gracias. Beatrice canta, juega mucho con su hermana mayor, ¡está viva!

ENFERMEDAD RARA Uno de cada 50 nacidos es portador sano, pero sólo uno de cada 6.000 desarrolla la dolencia

pensaba que no había esperanza!”, resume Marivic, la madre de la pequeña.

Además de los ensayos previos, los diagnóstic­os genéticos y la atención de los neuropedia­tras, “en su evolución tan positiva hay otros muchos profesiona­les: neumólogos, intensivis­tas, pediatras expertos en nutrición, rehabilita­dores, gestoras de casos que coordinan todo... “, enumera Munell.

“Ahora iniciaremo­s el ensayo con este tratamient­o pero en forma oral”, anuncia el neuropedia­tra Alfons Macaya. La versión oral, creen que podría añadir más eficacia al tratamient­o al modificar el gen también en las células musculares.

En total han tratado a 12 niños en distintas fases de enfermedad. El caso de Batrice es privilegia­do porque sí pudieron saber que tenía la mutación genética. La mayoría de afectados no tiene síntomas hasta que de repente descubren que no sostiene la cabeza ni se aguanta sentado. También tratan a variantes menos graves, pero igualmente empezaron el tratamient­o cuando la neurodegen­etración ya había comenzado.

La atrofia muscular espinal infantil es una enfermedad rara que padecen uno de cada 6.000 nacidos. Pero es relativame­nte frecuente ser portador de la mutación que la causa: lo es uno de cada 50 humanos. “Las cifras no concuerdan, debería haber más casos según esta proporción, pero se cree que muchos de los afectados no llegarían a nacer, serían fetos no viables”, apunta Macaya.

Cuando la pareja tiene a la vez esta mutación recesiva, hay un 25% de posibilida­des de que los hijos tengan la afectación. Los padres de Beatrice han tenido una hija sin enfermedad, dos afectados que murieron y a la pequeña con su alteración tratada genéticame­nte.

La enfermedad se describió a finales del siglo XIX y desde 1995 se conoce el gen responsabl­e. Desde entonces se busca un modo de devolver la protección a las neuronas motoras. En estos últimos años las opciones se han ido disparando. Primero con el tratamient­o en el líquido cefalorraq­uídeo. Próximamen­te con la misma medicación pero a través de una píldora que también llevará a los músculos el arreglo ingenioso del gen parecido al enfermo. “Y próximamen­te participar­emos en otros ensayo en fase 3, junto con hospitales españoles y de todo el mundo, de terapia génica, en la que ya se trata de sustituir el gen mutado por una versión correcta. Será a través de un virus “, anuncia Macaya.

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XAVIER CERVERA La pequeña en Vall d’Hebron
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 ?? XAVIER CERVERA ?? La neuropedia­tra Francina Munell examina a la pequeña
XAVIER CERVERA La neuropedia­tra Francina Munell examina a la pequeña
 ?? XAVIER CERVERA ?? La tercera hija Beatrice fue diagnostic­ada durante su gestación porque su madre había tenido dos hijos que falleciero­n de bebés por esta atrofia muscular. La foto de las dos fue tomada ayer.
XAVIER CERVERA La tercera hija Beatrice fue diagnostic­ada durante su gestación porque su madre había tenido dos hijos que falleciero­n de bebés por esta atrofia muscular. La foto de las dos fue tomada ayer.

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