La Vanguardia

Un susto muy caro

- MAYKA NAVARRO

El primo de Javier Ardines pagó 35.000 euros a los sicarios argelinos para “dar un susto” que acabó muy mal.

¿Cuánto cuesta matar a un hombre? En el caso del concejal asturiano de Izquierda Unida de Llanes, Javier Ardines, su primo pagó 35.000 euros por su asesinato. El intermedia­rio, Jesús Muguruza Butrón, cobró diez mil euros por conseguir a los dos argelinos que ejecutaron el encargo. Estos dos delincuent­es se repartiero­n 25.000 euros que recibieron tras el trabajo, según declaró el jueves por la noche en el juzgado Djilali Benatia, quien aseguró también que el encargo era de “dar un susto en nombre de Pedro” y que debió ser su compatriot­a el que lo mató, “porque yo cuando me fui de allí, sólo le había golpeado con un palo en las piernas”.

Será interesant­e ver qué dice el otro argelino, acusado también de ser autor del crimen y que sigue en Suiza tras ser detenido por un robo con fuerza en una vivienda. Precisamen­te la magistrada de Llanes inició ayer los trámites para su extradició­n y espera tenerlo delante antes de tres meses para poder interrogar­le y conocer su versión.

En su ausencia, su compatriot­a Djilali Benatia le acusó directamen­te de ser el autor del asesinato. “Nosotros sólo teníamos que darle un susto en nombre de Pedro. Le rociamos con el gas pimienta, el hombre salío corriendo y yo le pegué con un palo y mi compañero con un bate de béisbol. Cuando se cayó al suelo, dije de irnos y el otro se quedó un rato más con él golpeándol­e. Me enteré de que estaba muerto por la prensa”, declaró el hombre.

Habrá que ver qué dice el otro argelino, aunque los investigad­ores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sostienen en su atestado que el encargo fue de asesinarlo, tal y como hicieron los argelinos, que primero le golpearon y después asfixiaron a su víctima.

Pedro Nieva se acogió a su derecho a no declarar, aunque antes quiso pronunciar un pequeño monólogo en el que negó conocer a los argelinos, ni saber nada de la muerte de su primo. El intermedia­rio se apuntó a la tesis de asegurar que no sabía ni por qué estaba detenido, aunque fue más breve que su amigo.

En la hora y media que duró la declaració­n del argelino, también contó que intentaron asaltar a Ardines la última semana de julio, pero que sólo colocaron una valla para la emboscada, y el concejal la sorteó sin necesidad de detener su furgoneta. Regresaron el 6 de agosto y colocaron las tres vallas, que sí obligaron a Ardines a detener su vehículo.

Por el momento, la jueza de Llanes Lucía González Azpizu da credibilid­ad al atestado de la Guardia Civil y, aunque puede modificar los cargos a lo largo de la instrucció­n, envió a los tres sospechoso­s a prisión por el delito de asesinato.

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