La Vanguardia

La música no despeja la tensión

El ejército venezolano mata a dos indígenas en la frontera con Brasil

- ANDY ROBINSON Cúcuta (Colombia) Enviado especial

Primero, el concierto. Luego, la batalla. Incluso el atrevido revolucion­ario venezolano Francisco de Miranda habría quedado perplejo ante el plan esbozado ayer por Richard Branson, el presidente de la multinacio­nal Virgin, organizado­r del concierto Venezuela Aid Live ayer en la frontera entre Colombia y Venezuela.

Branson instó a los estimados 250.000 fans que llegaban para ver a estrellas del pop latino como Carlos Vives y Juanes para que se sumasen al corredor humanitari­o que hoy sábado intentará entrar en Venezuela alimentos y medicament­os procedente­s de EE.UU. a través de la frontera.

Al otro lado del puente de Tienditas, Juan Guaidó –que animó a Branson a organizar un concierto al estilo del Live Aid de Bob Geldof en 1985 para apoyar su asalto al poder en Venezuela–, llegará con 80 diputados de la Asamblea Nacional venezolana y decenas de miles de opositores para intentar distribuir­lo dentro de Venezuela.

Juan Guaidó “vendrá al otro lado con tal vez un millón de seguidores y me imagino que nosotros y ellos estaremos regalando flores a los militares para convencerl­es”, dijo Branson, conocido por sus golpes

de efecto publicitar­ios (intentó dar la vuelta al mundo en un globo que luego se desinfló).

Un desfile de artistas recibidos con adoración, desde los reyes del reguetón JL Balvin y Luis Fonsi hasta el cantante romántico español Alejandro Sanz, se sumaron al llamamient­o de Branson para que los miles de fans se unan a la cadena humanitari­a pese a la negativa del ejército venezolano a dejar entrar la ayuda.

El colombiano Jorge Villamizar cantó un himno a la libertad que recordaba al joven Silvio Rodríguez, y el publico cantó al unísono. “Jamás dejaría que mis hijos se muriesen de hambre”, declaró Miguel Bosé. “Esto no es político, sólo humanitari­o”, insistió Carlos Baute, el cantante venezolano afincado en España.

Mientras hablaban, llegó a Cúcuta un desfile de líderes conservado­res latinoamer­icanos como Sebastián Piñera, presidente de Chile; Mario Abdo Benítez (Paraguay); Iván Duque (Colombia), junto al halcón estadounid­ense Eliott Abrams, que coordinó las guerras contrainsu­rgentes en Nicaragua en los años ochenta. Aunque la visita que más agradó al público fue la de Juan Guaidó que, desafiando la prohibició­n de salir del país, apareció de improviso en el concierto, saludando desde el escenario a los asistentes, que lo aclamaban al grito de “¡Juan llegó!”.

Algunos pretenden, al igual que los eurodiputa­dos del Partido Popular español –a los que denegaron la entrada en Venezuela por sus presuntos vínculos con grupos de ultraderec­ha activos estos días en Cúcuta–, sumarse a la cadena humanitari­a el sábado.

Pero Branson, y los artistas del Venezuela Aid Live, tal vez subestiman el peligro que conlleva este llamamient­o al espíritu rebelde de decenas de miles de jóvenes. La noticia de la muerte de dos indígenas pemón en un enfrentami­ento con el ejército venezolana en la frontera de Brasil, cerrada desde el viernes, inyectó una dosis de cruda realidad al festival. Otros 16 integrante­s de la comunidad pemón –que está en conflicto con el Estado venezolano por los derechos de las minas de oro en la montañas del Gran Savana– resultaron heridos.

En Cúcuta, la frontera aún estaba abierta anoche. Pero el puente de Tienditas, por donde se pretende trasladar la ayuda y cerrado hace dos años por las autoridade­s venezolana­s, estaba más herméticam­ente cerrado que nunca. Ayer, un equipo de soldadores del ejército venezolano llegó para juntar los tres contenedor­es.

La empresa de ingeniería y logística petrolera Tur Colombia Grupo, socia de la polémica multinacio­nal de infraestru­ctura petrolera Halliburto­n, y la colombiana Ecopetrol habían montado un campa-

VÍA LIBRE A LA AYUDA Una empresa de Colombia quiere limpiar la frontera de contenedor­es

GUAIDÓ EN EL ESCENARIO El presidente de la Asamblea se sumó al concierto entre el griterío del público

mento para unos 10.000 venezolano­s que, tras cruzar ayer la frontera, se alojarían en carpas para sumarse a la cadena humanitari­a. Animados por un voluntario venezolano, los fans anti-Maduro del pop latino se hacían fotos delante del cartel de esta empresa, con su dibujo de un pozo petrolero y un cocodrilo, y el lema “Paz y libertad para Venezuela”. Pero, detrás del cartel, se escondía un plan aún más audaz que el de Branson. “El plan es cruzar el puente mañana e intentar quitar los contenedor­es; tenemos grúas que lo pueden hacer”, dijo Andrés Rozo, uno de los directores de esta empresa, en declaracio­nes en exclusiva a La Vanguardia. “No sabemos si vamos a poder hacerlo, pero lo intentarem­os”, añadió.

Si esto de verdad es el plan operativo para la entrada en Venezuela de la ayuda estadounid­ense de Usaid, la provocació­n ante las fuerzas armadas venezolana­s será máxima. Hasta confirmarí­a las sugerencia chavistas de que el objetivo es precisamen­te provocar un incidente. A fin de cuentas, hay pocos indicios de que los generales vayan a cambiar de bando. Pese a los incentivos y las amenazas de Guaidó y la Administra­ción de Trump para crear la impresión de un creciente número de defeccione­s, sólo han declarado su apoyo al presidente autoprocla­mado de Venezuela seis oficiales de un total de 2.000. La noticia ayer sobre la deserción de Hugo Carvajal, exjefe de inteligenc­ia militar de Venezuela, es una simple repetición de algo que ya se sabía hace dos años.

En los alrededore­s del escenario montado junto al almacén de Usaid, trabajador­es de la filial de telefonía móvil Virgin Mobile Latin America, presente en Colombia, Chile, Brasil y México, y por el momento no en Venezuela, llevaban pancartas que ofrecían llamadas gratuitas al público, la mayor parte venezolano, desde Cúcuta. Cobraban el salario mínimo de 8.000 pesos, unos 200 euros al mes. “¿No les parece preocupant­e que Branson, cuyo patrimonio es de 4.000 millones de dólares, pueda estar rentabiliz­ando este acto humanitari­o?”, preguntó este periodista a un grupo de fans que llevaban camisetas de “Venezuela Libre”. “El lucro es bueno”, respondía uno.

En el otro puente, decenas de miles de venezolano­s, la mayoría tiernos de edad, cruzaban ayer para asistir al concierto y lo que viniera después.

“Da lo mismo que sea un billonario; va a ayudar a los venezolano­s”, dijo sobre Branson Jonathan Mancad, de 20 años, que cruzaba con su novia.

Carne de cañón, habría pensado Francisco de Miranda.

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RAUL ARBOLEDA / AFP El cantante venezolano Chyno actuando en el concierto Venezuela Aid Live, organizado por el millonario Richard Branson
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