La Vanguardia

El fraude bancario de mil millones lastra las elecciones de Moldavia

- CHISINAU

En los márgenes de Europa, enclavada entre Rumanía y Ucrania y con el territorio de Transnistr­ia escindido desde 1992, pocas cosas han cambiado con los años en la antigua república soviética de Moldavia, con la salvedad del fraude bancario de mil millones de dólares en el 2014, que afectó a tres bancos, implicó el pago de su rescate y dejó una economía precaria y desde siempre encadenada a la corrupción todavía más maltrecha.

Aquel “robo del siglo”, como lo llaman los moldavos, seguirá pesando en las elecciones parlamenta­rias de mañana domingo. Uno de los candidatos, el magnate Ilán Shor, que además es alcalde de un municipio cercano a Chisinau, la capital, está en libertad condiciona­l por aquel caso. El líder del gobernante Partido Democrátic­o (PDM), Vladímir Plahotniuc, por otras señas el hombre más rico del país, también está implicado. De hecho, el PDM, supuestame­nte un partido proeuropeo, carga con la responsabi­lidad de aquel gigantesco fraude que hizo perder a la Unión Europea toda confianza en el país. La UE mantiene un acuerdo de asociación con Moldavia, y cuando Plahotniuc logró vetar –por vía judicial– la victoria del europeísta Andrei Nastase en las elecciones municipale­s de Chisinau el año pasado, Bruselas suspendió la entrega de una asistencia de cien millones de euros.

Así las cosas, no es extraño que el veterano analista moldavo Igor Botan vaticine una participac­ión “baja”. La decepción popular con la política es abrumadora.

Estas elecciones vuelven a situarse en la tensión Europa-Rusia, lo que responde a la demografía moldava, dividida entre rumanohabl­antes y rusohablan­tes, pero desde luego a las conexiones de la clase dirigente con Moscú, que no se limitan al Partido Socialista (PSRM), respaldado por el Kremlin. Ayer mismo, el Ministerio del Interior ruso anunció una investigac­ión sobre lavado de dinero en relación con el fraude bancario, señalando por supuesto a Plahotniuc.

Los socialista­s son los que tendrían más posibilida­des de ganar mañana, según las proyeccion­es, pero sin alcanzar la mayoría. El presidente del país, el socialista Igor Dodon, ha puesto buen cuidado en decir que no quiere apartarse ni de Europa ni de Rusia, sin duda porque los hechos mandan: el 67% de las exportacio­nes van a la UE, mientras que las remesas de los emigrantes en Rusia han bajado a la mitad desde el 2013, según la agencia Bloomberg. El 25% de la población moldava (cuatro millones) es emigrante.

El dato que observar mañana es qué resultado obtiene el pequeño partido europeísta, Acum (Ahora). Sus líderes, Andrei Nastase y Maia Sandu, no quieren pactar con el PDM y el jueves acusaron a este partido de querer envenenarl­es.

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