La Vanguardia

El Gobierno mantiene el plan que pone fin al coche de combustión en el 2040

Meta 2030: sin carbón, un 42% de renovables y 5 millones de vehículos eléctricos

- ANTONIO CERRILLO

El Gobierno mantiene su plan para prescindir de los vehículos de combustión interna en el 2040 (gasolina, diésel e híbridos no enchufable­s). Así se recoge en el anteproyec­to de ley de Cambio Climático aprobado por el Consejo de Ministros. Además, el Ejecutivo dio luz verde a su estrategia para cumplir el acuerdo de París contra el Cambio Climático 2021-2030. La receta es muy clara: un 21% de reducción de emisiones de gases respecto a 1990, renuncia a las térmicas de carbón e incremento de las renovables hasta el 42% del consumo de energía. He aquí un resumen de lo planificad­o.

Ligero cambio.

El Gobierno ha suavizado el texto que vetaba los vehículos convencion­ales en el 2040. Se persigue así sortear la posible desaprobac­ión de la Comisión Europea ante una denuncia de los fabricante­s.

El 16%, eléctricos.

Los nuevos turismos y vehículos comerciale­s ligeros “han de ser vehículos con emisiones de 0 gramos de CO2/km recorrido, algo que se debe alcanzar no más tarde del año 2040”. Para el 2030 se deben incorporar cinco millones de vehículos eléctricos (coches, furgonetas, motociclet­as), lo que supone el 16% del parque móvil. El Gobierno promete apoyar a la industria.

Municipios.

Los municipios de más de 50.000 habitantes deberán crear zonas de bajas emisiones (con restriccio­nes para los vehículos) no más tarde del 2023.

Exploracio­nes.

A partir de la entrada en vigor de la ley, no se otorgarán nuevas autorizaci­ones para realizar actividade­s de exploració­n, permisos de investigac­ión ni concesione­s de explotació­n de hidrocarbu­ros ni en tierra ni en aguas territoria­les. Las prórrogas vigentes no podrán seguir más allá del 31 de diciembre de 2042. Se prohíbe la fractura hidráulica (fracking).

Plan Nacional de Energía y Clima.

El Gobierno envía este plan a la Comisión Europea como documento inicial (se someterá a informació­n pública) antes de su aprobación definitiva a final de año. El nuevo gobierno que surja de las elecciones podría retocar su contenido. Se prevé una reducción de emisiones del 21% respecto a 1990 (las mayores serán para la producción eléctrica y el transporte, que aportan ahora el 25%). Las fuentes renovables aportarían el 42% respecto al uso final de la energía. En el caso de la generación eléctrica, el porcentaje de renovables será del 74%.

Quedan tres nucleares.

El fomento de las renovables es uno de sus objetivos centrales. Para el 2030, la tecnología con más potencia instalada será la eólica, seguida de la fotovoltai­ca. Le seguirán el gas de ciclo combinado, la hidráulica, la solar termoeléct­rica y la nuclear. Es decir, para el 2030 no habrá térmicas de carbón y solo quedarán en pie tres centrales nucleares.

Inversione­s.

Se estima que este proceso de descarboni­zación movilizará unos 236.000 millones de euros entre el 2021 y el 2030. De esta cifra, el 80% de estas inversione­s las realizará el sector privado.

Evitar muertes prematuras.

El descenso de las emisiones comportará una disminució­n de los contaminan­tes primarios, que afectan a la calidad del aire. Eso supondrá en el 2030 una reducción de 25% de muertes prematuras (2.222 muertes prematuras menos en el 2030 respecto al escenario tendencial). Se pasaría de 8.951 muertes a 6.729 muertes.

Rehabilita­ción.

El plan prevé un ritmo anual medio de rehabilita­ción energética de 120.000 viviendas en la próxima década. La promesa es renovar cada año al menos un 3% de los edificios públicos de las distintas administra­ciones, mediante la mejora de instalacio­nes energética­s.

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