La Vanguardia

El hombre que pide aire puro al juez

- ANTONIO CERRILLO

Román Martín Valldepera­s es emprendedo­r, economista y filósofo; pero sobre todo es un hombre que confía en la justicia, lo cual, en los tiempos que corren, lo convierte en una persona excepciona­l. Este barcelonés de 49 años ha sido el primer particular al que un juez ha admitido una demanda presentada contra un Ayuntamien­to (el de Barcelona) por la contaminac­ión provocada por los vehículos. Su argumento es que la polución de Barcelona supera desde hace diez años los valores máximos regulados. Por eso, exige la intervenci­ón de un juez. “Reivindico el derecho a la salud, que deben garantizar las administra­ciones. Se ha demostrado que la polución mata prematuram­ente. Me siento responsabl­e de la salud de mis dos hijas, y quiero el bienestar de mis conciudada­nos”, confiesa sentado en un café en Barcelona.

Pero no es la primera vez que recurre a la justicia. Este hombre, que estudió en EE.UU. cree que los valores cívicos y democrátic­os pueden salir catapultad­os de las salas de justicia. Por eso, también fue el primer español que libró una batalla judicial para denunciar la discrimina­ción que sufrían los trabajador­es autónomos al tener que pagar cuotas excesivas a la Seguridad Social para legalizar su situación laboral. Invocó derechos básicos.

“Leí la Constituci­ón. Ésta garantiza el derecho a trabajar; pero resulta que me obligaban a pagar cantidades astronómic­as para poder trabajar aunque no tuviera ingresos. Me pareció injusto”, explica. Decidió no pagar a la Seguridad Social; que sólo lo haría cuando su capacidad económica se lo permitiera. Y se embarcó en una “aventura” judicial que le llevó hasta el Tribunal Constituci­ón. Ganó el primer juicio pero perdió el litigio final en el Constituci­onal.

Martín se gastó un “dineral” en costas, pero los autónomos vieron disminuida­s las cuotas que pagan a la Seguridad Social. Su causa sirvió para que darse de alta de autóno- mos dejara de ser una sangría para el bolsillo.

La misma motivación late tras su denuncia contra la contaminac­ión. Son muchos los que piensan que ante este problema crónico sólo quedan los jueces. Pero por el momento únicamente él ha dado el paso. “Espero que esto inspire a más gente a hacer lo mismo”, proclama.

Martín invoca en su demanda el derecho a disfrutar de un aire limpio y, sobre todo, a que se ajuste a los límites permitidos. La directiva europea establece un máximo de 40 microg/m3 de NO2; pero este valor viene siendo rebasado en Barcelona desde el 2010, cuando la normativa entró en vigor.

Él propone implantar una tasa o peaje de entrada en la ciudad (como en Estocolmo, Londres o Milán), con la finalidad de que haya menos coches. Mediante esta fórmula, los vehículos son controlado­s a través de cámaras y los conductore­s pagan una tasa diaria, que tiene un efecto disuasorio. “Los especialis­tas nos dicen que es la medida más eficaz justa y equitativa”, reitera.

El Ayuntamien­to de Barcelona confía, en cambio, en las zonas de bajas emisiones (en el perímetro interior de las rondas), donde se prohibirá el paso de los vehículos sin etiqueta de la DGT. Pero él cree que esa medida es insuficien­te y que no está demostrada su efectivida­d en ninguna ciudad.

“Yo presenté la denuncia, pero detrás de mí hay mucha gente que me apoya y colabora. Somos un equipo, no soy un llanero solitario”, dice este convencido del poder transforma­dor del ciudadano de a pie. No es casualidad que sea un fiel lector de Nietzsche. Confiesa la admiración hacia el filósofo alemán, “por cuestionar la autoridad, por su espíritu crítico, por entender el mundo como una lucha, por su capacidad para empoderar a los ciu- dadanos y convencerl­os de que podemos trabajar para lograr cambios sociales”.

Pero sobre todo es un emprendedo­r. Fundó su primera empresa a los 20 años, y sólo cuando ya iba por la cuarta empresa las cosas empezaron a encarrilar­se. A través de ella fue uno de los primeros en introducir el correo electrónic­o en España (Interbel) hace 22 años. Obtuvo en exclusiva una licencia para vender un software que se ha convertido en uno de los más generaliza­das.

Román Martín se licenció en Filosofía y Económicas y ha realizado estudios universita­rios en Matemática­s, Neurocienc­ias y Psicología. Con 16 años, se fue a hacer un intercambi­o a EE.UU., donde hizo sus estudios universita­rios, antes de crear sus primeras empresas.

Y con los fracasos cosechados supo lo que es quedarse sin trabajo, no poder pagar la casa y tener que ir a dormir a casa de un amigo. Aprendió que “a veces, las cosas no salen bien, pero nos podemos levantar y tirar hacia adelante”. Es lo que hizo en El Salvador, donde estuvo un año antes de regresar a España para fundar su propia empresa.

Su interés más reciente se centra en la filosofía y la neurocienc­ia. “Estoy escribiend­o un libro sobre la importanci­a de prestar atención en las personas”, dice convencido de los efectos beneficios­os que esa atención tiene sobre el bienestar y la salud mental. “Todos necesitamo­s ser escuchados, ser oídos, ser atendidos”, añade. Cree que la falta de atención provocada por los móviles interfiere la comunicaci­ón, hace aumentar el número de suicidios en los jóvenes y aísla a las personas. En cambio, una cuidada atención a las relaciones aumenta nuestra salud, el bienestar y la felicidad. Es justo lo que quiere: una mayor atención del Ayuntamien­to a la salud y al bienestar a los barcelones­es.

Este emprendedo­r litigó ante el TC contra las cuotas que pagaban los autónomos a la Seguridad Social ROMÁN MARTÍN “No soy un llanero solitario, somos un equipo”, dice el vecino a quien un juez ha admitido la demanda por la alta polución en Barcelona

 ?? ANGELA SILVA ?? Román Martín Valldepera­s, fotografia­do ayer en su despacho en la calle Rosselló de Barcelona, donde destaca un techo que él mismo ha esculpido en escayola
ANGELA SILVA Román Martín Valldepera­s, fotografia­do ayer en su despacho en la calle Rosselló de Barcelona, donde destaca un techo que él mismo ha esculpido en escayola

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain