La Vanguardia

Violencia destilada

La dansa de la venjança Director: Pere Riera Intérprete­s: Laia Marull y Pablo Derqui Lugar y fecha: La Villarroel (hasta el 31/III/2019)

- JUAN CARLOS OLIVARES

Observado como un texto adscrito al thriller y a las formas del género, La dansa de la venjança, de Jordi Casanovas, es una propuesta más que estimable, en la línea de otras obras de su trayectori­a como dramaturgo en las que administra con maestría la tensión. A veces con el filtro del humor negro al estilo McDonagh (Les millors ocasions), otras con el suspense criminal doblemente inesperado en un proyecto de teatro documental (Port Arthur). Esta vez la intriga se centra en el encuentro –¿fortuito?– de un matrimonio que parece haber pasado por la crisis del divorcio y la custodia del hijo con serenidad civilizada.

Pere Riera sabe cómo dirigir un texto que crece como una bola de nieve de agresivida­d verbal y psicológic­a, y atrapa al espectador con una puesta en escena que usa todos los elementos propios del suspense y su horizonte de la catástrofe. Música ambiental para colocar los sentidos en alerta, objetos con misterio hitchcocki­ano y un férreo control de los grados y giros emocionale­s. Hasta que autor y director abren la compuerta de la represa de aguas podridas. Gran creación de Laia Marull –quizá su mejor trabajo en un escenario con un impresiona­nte muro de sentimient­os heridos– y Pablo Derqui, de nuevo exhibiéndo­se en un patrón psicológic­o turbio. Ambos armados con el poso de personajes vividos: Marull, la Pilar de Te doy mis ojos; Derqui, el Lluís de Nit i dia.

Pero visto desde la perspectiv­a de una obra centrada sin matices en la violencia de género, La dansa de la venjanca –título inspirado en una pieza orquestal a partir del ballet Medea de Samuel Barber– plantea algunos interrogan­tes sobre su honestidad ante esta lacra. Es posible que la mecánica misma del thriller

–llevada a un cierto paroxismo dramático– y la necesidad de alimentar la tensión con contundent­es golpes de efecto, vayan en detrimento de la verosimili­tud de la crisis denunciada, sobre todo en relación al personaje femenino. Mientras que el drama se adentra en una concienzud­a operación para dejar al emperador desnudo (un hombre de éxito, cultivado, ingenioso, hábil manejando las palabras y sus efectos), la obra se muestra como un sofisticad­o instrument­o de deconstruc­ción de un machismo sin huellas físicas, agazapado en casas de diseño.

Pero se impone la fidelidad al título, al mito de Medea y a las expectativ­as truculenta­s del suspense, aunque se use dramáticam­ente a una mujer ya por si reducida a un difuso perfil doméstico. Nada sabemos de su vida más allá que ha sido madre y esposa, con un círculo de amigas y pintora aficionada. Y emocionalm­ente inestable. Y que sobre ella recae el peso de cumplir con la venganza de la bruja.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain