La segunda parte

EL refranero advierte que las segundas partes nunca fueron buenas. Hoy comienza la segunda parte del juicio del 1-O y lo cierto es que a partir de ahora el relato de los acusados y de sus defensas se complicará con las declaraciones de los testigos. La Fiscalía tiene previsto interrogar a 246 personas, una parte de los cuales serán policías y guardia civiles, para intentar probar que el 20-S la gente fue al choque con las fuerzas de seguridad e intentó impedir el trabajo de los funcionarios judiciales en el Departament d’Economia. No será fácil demostrar que hubo “un alzamiento público y violento para declarar la independencia”, pues no hubo un solo herido en esta concentración, lo que pone difícil determinar el delito de rebelión. Pero el temor de la defensa es que entonces el tribunal se incline por la sedición, si se considera que se intentó impedir a los funcionarios enviados por el juzgado para buscar documentación en la conselleria que pudieran realizar su labor.

A partir del miércoles, veremos pasar también a testigos que ocupaban altas responsabilidades en el momento de los hechos, el primero de los cuales será el expresidente Mariano Rajoy y luego su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que podrán explicar si hubo o no diálogo entre los dos gobiernos y cómo se decidió frenar la declaración de independencia. Pero también Iñigo Urkullu, que intentó un acuerdo de último minuto para evitar la aplicación del artículo 155. Y Cristóbal Montoro, que tenía las cuentas intervenidas de la Generalitat y que defendió en el Congreso que no había descubierto malversación alguna.

La segunda parte del juicio será un pulso entre defensas y fiscales mucho más intenso del que se ha registrado hasta ahora. Por lo visto en las primeras dos semanas, como recogía Isabel Garcia Pagan de un ex alto cargo catalán en su crónica dominical, “es tan contradictorio decir que hay una república como pedir 25 años de cárcel”.