La Vanguardia

La política del AVE

- Pilar Rahola

Pilar Rahola destaca el tránsito de la política catalana hacia la estatal protagoniz­ado por varios líderes de Cs, un itinerario al que se suma ahora Inés Arrimadas: “Es notable el menospreci­o con que algunos políticos tratan su actividad en Catalunya, entendida como si fuera una especie de máster para conseguir un trabajo mejor”.

La diferencia entre considerar Madrid como una estación de paso o como un destino es una divisoria muy significat­iva en política.

Identifica a quienes consideran Catalunya como el eje central de su causa y su actividad política y a aquellos que la ven como un concepto utilitario, eficaz para dar el salto a la política española. Obviamente, esta divisoria queda fijada por los partidos, dado que no es lo mismo militar en una formación de ámbito nacional catalán que en una de ámbito estatal español.

Pero, incluso con la previa, es notable el menospreci­o con que algunos políticos catalanes tratan su actividad en Catalunya, entendida como si fuera una plataforma de méritos, una especie de máster para conseguir un trabajo mejor. Especialme­nte si dicha actividad tiene como fundamento la consolidac­ión del españolism­o y la erosión del catalanism­o, en cualquiera de las acepciones. Este uso desacomple­jado de la causa catalana (o de la anticausa) para medrar en la política española había sido patrimonio casi exclusivo del PP, cuyos líderes siempre considerar­on que Catalunya era una prueba de estrés para demostrar valía y capacidad de resistenci­a

Catalunya, como una plataforma de méritos, una especie de máster para conseguir un trabajo mejor

a sus líderes españoles. Pero desde que existe Ciudadanos, el PP ha quedado en segundo plano, no sólo por la menudencia de los votos, sino porque la voracidad de los líderes naranjas en deglutir todo síntoma de catalanida­d es de tal magnitud que deja pequeño a cualquier aprendiz de Vidal-Quadras. Todos los políticos de Ciudadanos significad­os han trabajado en Catalunya con el anhelo público de coger el puente aéreo definitiva­mente, no en balde ellos no pueden quedar restringid­os a la nimiedad de la política provincian­a. De Madrid al cielo, capital imperecede­ra del glorioso reino.

Así ha sido como, uno tras otro, desde Rivera hasta Girauta, aterrizand­o en Arrimadas, todos han hecho las maletas, han cogido un pisito y se han instalado en la Villa y Corte, una vez demostrada su furia patriótica. Catalunya entendida como un pañuelo para usar y tirar, un estadio abrupto para demostrar coraje español, una estación de tránsito menor pero eficaz. Es un hecho que este salto a la política española no se produce por la densidad intelectua­l mostrada, la categoría profesiona­l o por las soluciones planteadas, sino exclusivam­ente por la aureola de héroes españoles victimizad­os en tierra de infieles catalanes. Por eso Ciudadanos ha practicado esta política constante de provocació­n y confrontac­ión, porque necesitan victimizar­se con el fin de ganar foco y simpatía españolas. En este proceso de utilizació­n de Catalunya, no les ha importado menospreci­ar los derechos históricos catalanes o su lengua o sus necesidade­s, sino al contrario, han hecho del menospreci­o el alimento que los engordaba políticame­nte.

Y es que ya se sabe que Catalunya es tan sabrosa y sufrida como el pobre cerdo: de ella, todo se aprovecha.

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