Más allá de las huellas
La UE registrará huellas dactilares e imágenes de extranjeros que quieran entrar
La UE da el primer paso para recoger datos biométricos de los ciudadanos extracomunitarios que quieran ingresar en el espacio Schengen.
La policía podrá identificar a un ciudadano con su huella dactilar o cámara de reconocimiento facial. Inmediatamente sus datos serán cotejados en un sistema de información compartida a tiempo real con todos los países de la Unión Europea. No es ciencia ficción sino el futuro al que nos acercamos desde que el pasado 5 de febrero el Parlamento Europeo firmó un acuerdo preliminar sobre seguridad.
Con el objetivo de encontrar terroristas con identidades falsas, se almacenarán datos biométricos de los ciudadanos extranjeros que quieran ingresar en el espacio Schengen. De esta manera, las huellas e imágenes de turistas, demandantes de asilo o visados se cruzarán para localizar a terroristas o personas sospechosas. Presupuestado con 415 millones de euros, este sistema tiene a las instituciones europeas en materia de gestión de datos divididas: mientras unos abogan por la seguridad, otros temen que ponga en peligro el derecho a la privacidad de alrededor de 218 millones de ciudadanos.
Es el eterno debate entre privacidad y seguridad. Para construir el proyecto, la Unión Europea conectará seis bases de datos almacenados para diferentes propósitos: el registro de demandantes de visado, el de peticiones de asilo y el de personas en busca y captura. Hasta ahora las huellas sólo se recababan de forma separada en los dos últimos casos. Además de pedir datos biométricos para todos los anteriores propósitos, se crearán tres nuevos registros que identifiquen a viajeros y almacenen los antecedentes penales en Europa de los recién llegados. Todos ellos se unirán para crear este nuevo sistema de seguridad.
Desde el Ministerio del Interior, Enrique Belda Esplugues, subdirector general de Sistemas de Información, sostiene que este proyecto terminará con la “fragmentación de las bases de datos de la UE”, que impide tener una “estrategia común en materia de seguridad fronteriza, migración y lucha antiterrorista”.
Es justamente el cruce de registros lo que pone en estado de alerta al supervisor de la UE para la Protección de Datos, Giovanni Buttarelli: “Cada uno tiene su propósito y algunos son incompatibles con otros”, sostiene. Considera que el proyecto pondrá en “un punto de no retorno” el sistema de información. Sin embargo, para Krum Garkow, director de la agencia europea responsable de gestionar el registro de datos EULisa, el fin justifica los medios. Está convencido de que este nuevo sistema ayudará a prevenir ataques al poder reconocer terroristas con identidades falsas. Krum Garkow se sustenta en el caso del tunecino responsable de atropellar a 11 personas en el mercado navideño de Berlín del 2016, que tenía 14 identidades en la Unión Europea.
La lucha contra el terrorismo, no obstante, resulta una justificación incompleta. Especialmente si se tiene en cuenta que la gran mayoría de ataques terroristas en Europa han sido perpetrados por ciudadanos europeos, como apuntan los datos del Parlamento. Es más, en el último año ninguna persona refugiada ha cometido un ataque terrorista en Europa, según un informe del Instituto Danés para los Estudios Internacionales.
La explicación de Garkow y de los favorables al nuevo acuerdo se alinea con el hecho de dar una respuesta al 59% de los europeos que piensan que la entrada de refugiados incrementará la probabilidad de que haya un ataque terrorista. Según los datos del Pew Research Centre, en España esta cifra es del 40%. El argumento es siempre proteger a los ciudadanos europeos del terrorismo internacional, pero no hay estudios que demuestren que el uso de la biometría y su interconexión ayude a cumplir este objetivo.
El sistema pretende unificar la estrategia de Bruselas en seguridad fronteriza, migración y lucha antiterrorista