La Vanguardia

Recelo a una invasión de Venezuela

Los grandes países del continente prefieren estrangula­r lentamente al régimen

- ANDY ROBINSON Cúcuta (Colombia) Enviado especial

Muchos de los miles de venezolano­s afincados en la ciudad fronteriza de Cúcuta pedían ayer a gritos una intervenci­ón militar de su propio país tras el fracaso de la entrada forzada de ayuda humanitari­a este fin de semana.

“Vas a morir, huevón!”, gritó un venezolano alojado en el hotel Bolívar al ver unas declaracio­nes en televisión del hombre fuerte del chavismo institucio­nal, Diosdado Cabello, que se jactaba de haber frenado el “golpe de Estado” contra Maduro. Otro defendió una invasión estadounid­ense al estilo de Panamá en 1989, en la que murieron 3.000 personas.

Debajo del puente de Cúcuta, animados por las cámaras de la CNN, un grupo de enmascarad­os guarimbero­s –luchadores callejeros de la oposición– anunciaron un ultimátum: “¡Tomaremos las armas si no se anuncia una intervenci­ón militar hoy”, dijo uno en referencia a la reunión que Juan Guaidó mantuvo ayer en Bogotá con el vicepresid­ente estadounid­ense, Mike Pence, y los 14 países del grupo de Lima, todos latinoamer­icanos menos Canadá.

Pero, al menos en sus declaracio­nes públicas, los líderes de los países más grandes del hemisferio occidental –entre ellos Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Perú y Argentina– parecen preferir un largo estrangula­miento en lugar de una guerra para la siguiente fase del plan para derrocar a Nicolás Maduro.

Iván Duque, anfitrión de la reunión y estrecho aliado de la Administra­ción Trump, pidió un “cerco más poderoso y más efectivo” a Venezuela. Pence, por su parte, volvió a instar a los latinoamer­icanos a adoptar sanciones ya implementa­das por Washington, concretame­nte cerrar el acceso de Venezuela a fuentes de financiaci­ón externa, entregar el control de activos del Estado venezolano a Guaidó y retirar visados a los integrante­s del Gobierno y altos funcionari­os y sus familias.

Guaidó había prometido una reacción más contundent­e: “Debemos tener abiertas todas las opciones”, dijo el domingo. Cuando el diario brasileño Folha de Sao Paulo le preguntó si se refería una posible invasión militar respondió: “Quise decir exactament­e esto”.

Pero en su discurso ayer, el joven líder opositor, lanzado a la fama por Washington hace un mes, pareció confuso: “No es un tema de democracia o dictadura. No hay dilema entre guerra y paz”, dijo. Se mostró más categórico al referirse a las actuacione­s de las milicias chavistas que sembraron el miedo en parte de la frontera venezolana el sábado. “Cuando hay fuerzas paramilita­res es el momento para actuar”.

Guaidó fue elogiado paradójica­mente por un foro de países creado en el 2017 para pactar el aislamient­o de Venezuela. Insistió en que pronto volverá al país y que cuenta con apoyo de disidentes militares para entrar y salir.

Representa­ntes de la ONU han advertido que el endurecimi­ento de sanciones convertirá­n el crónico desabastec­imiento de alimentos y, sobre todo, de medicament­os, en una crisis humanitari­a de consecuenc­ias catastrófi­cas.

Guaidó pidió un minuto de silencio por las víctimas de “la masacre que ocurrió el sábado”. Pero, sin minimizar la violencia del Estado –y sobre todo de las milicias chavistas– los 285 heridos en Cúcuta, la mayoría por los efectos de respirar gas lacrimógen­o, es un saldo moderado (893 personas fueron heridas en la actuación de la policía en Catalunya, el 1 de octubre del 2017).

Eso sí, las actuacione­s militares en la frontera con Brasil fueron extremadam­ente desproporc­ionadas. El saldo de muertes puede haber llegado a 14, según oenegés en la región.

Las constantes referencia­s en la cumbre al icónico camión quemado en el puente no tuvieron en cuenta las fuertes discrepanc­ias respecto a quién le prendió fuego. Mike Pompeo, el secretario de Estado de EE.UU., se mostró “asqueado” por la imagen del camión en llamas, un comentario fuerte para un exdirector de la CIA. Pence inició su discurso en Bogotá con la frase: “Maduro bailaba mientras sus matones quemaban un camión cargada de alimentos”.

Pero en Cúcuta las cosas no estaban tan claras. Un policía colombiano que vigilaba en el puente la noche del sábado dijo que el camión “que empezó a incinerars­e fue el segundo; pero lo más fácil es que hubiera sido el primero si la guardia venezolana hubiese sido responsabl­e”. “Creo que fueron los mismos muchachos tirando una bomba molotov”, añadió.

Washington insta a los 14 países del grupo de Lima a que se sumen a sus sanciones contra el Gobierno de Maduro

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LUIS ROBAYO / AFP El cierre de los puestos fronterizo­s entre Venezuela y Colombia fuerza a los venezolano­s a cruzar el río Táchira a pie
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