La Vanguardia

Silencio en el corazón del catolicism­o

Las víctimas de abusos sexuales clericales en Italia denuncian que la prensa y las institucio­nes esconden el escándalo

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

La pregunta era directa. “¿Usted tuvo una relación con un sacerdote?”, le dijo el jueves en prime time un famoso presentado­r italiano a Francesco Zanardi, que fue violado por un cura entre los 11 y los 15 años, y fundador de Rete L’Abuso, la única red de víctimas en el país.

“Esa pregunta me molestó”, asegura Zanardi, de 48 años. “Los medios italianos cuando hablan de mí suelen señalar en el titular que soy gay. Es como si denunciara como un novio despechado”, lamenta.

El caso más sonado de abusos en el país es el que sucedió en el Instituto Provolo de Verona, para sordomudos. “Tenemos evidencias que desde 1950 a 1984 había 29 sacerdotes en la institució­n. Los sordos han identifica­do a 26 como abusadores. Gritaban del dolor, pero los otros no podían oírles”, explicaba el sábado en Roma su portavoz, Marco Lodi. Habían organizado los días antes una rueda de prensa. “Hemos salido en The New York Times ,en The Washington Post, en Rusia o en Japón –contó Lodi–. A la conferenci­a sólo vino un periódico italiano”.

Mientras en otros países la prensa ha contribuid­o a destapar los abusos sexuales de religiosos, en Italia el tema apenas sale en los medios de comunicaci­ón. Hace unas semanas, el Comité de la ONU para los Derechos de los Niños manifestó su preocupaci­ón sobre los “numerosos casos” de niños abusados por miembros de la Iglesia católica. La prensa italiana apenas lo cubrió, denuncia Zanardi. La Iglesia sigue teniendo una gran influencia en un país en el que el 70% de los médicos se niegan a practicar abortos o las uniones civiles entre homosexual­es no fueron permitidas hasta el 2016.

El sacerdote que abusó de Zanardi y de otros 40 niños en los ochenta en Spotorno, una localidad de Liguria que no llega a 4.000 habitantes, había sido trasladado de otra parroquia por haber tocado a un menor. Zanardi dice que esto es habitual en Italia. El abusador pidió ser reducido al estado laico, y no entró en prisión. Los delitos habían prescrito.

El periodista Federico Tulli, del semanario Left, estuvo un año y medio preguntand­o en las cárceles cuántos curas había reclusos en su interior por pederastia. Sabía que en los últimos 15 años había unos 300 denuncias, 140 procesados, y 80 condenados. Consiguió los datos de 125 de las 190 cárceles italianas. Sólo encontró a uno. “Encontré en cambio 18 estructura­s protegidas –la magistratu­ra sabe que existen–

Una asociación ha encontrado 800 presuntas víctimas, pero teme que sean una parte ínfima del total

en todo el país en que la Iglesia coloca a algunos curas para que expíen sus pecados. Allí hay gente con problemas psicológic­os, pero también pederastas”, afirma Tulli.

El reportero critica que los medios publican sólo casos concretos, con lo que la opinión pública cree que Italia no sufre este mal. Hans Zollner, en el comité de la cumbre en el Vaticano, sostiene que la media mundial de abusadores oscila entre el 3 y el 4% del total de sacerdotes. “Donde dicen ‘aquí no hay abusos’, significa que allí no se habla –afirmó hace dos semanas–. Los hay en todas las partes del mundo”. En Italia hay más de 30.000 religiosos. Rete L’Abuso ha encontrado 800 presuntas víctimas, pero temen que sea una parte ínfima del total.

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HANDOUT / AFP El Papa concluyó el domingo la conferenci­a sobre la protección de la infancia sin medidas concretas

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