La Vanguardia

Juncker: “Acabaría la semana el martes si sólo hablara con demócratas”

- SHARM EL SHEIJ

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tiene fama de no reprimirse mucho, y ayer, en la breve cumbre Unión Europea-Liga Árabe que se ha celebrado en el complejo turístico egipcio de Sharm el Sheij, le preguntaro­n si no se sentía mal por reunirse con “dictadores”. “Sí –respondió a los periodista­s–. Pero si sólo hablase con demócratas impecables, mis semanas acabarían los martes”. Poco después, Juncker se reunía con el anfitrión de la cumbre, el presidente egipcio, Abdel Fatah el Sisi.

Las guerras y conflictos armados de Yemen, Siria y Libia centraron la atención de la cumbre, que comenzó con un plenario en la tarde del domingo y acabó ayer mismo a mediodía. Desde el principio había pocas expectativ­as ante la cita en cuanto a acuerdos concretos. Y si los miembros de la UE tenían la mente más en el Brexit que en otra cosa, en lo que respecta a los países árabes el panorama era el siguiente: el anfitrión, Abdel Fatah el Sisi, está en camino de perpetuars­e en el poder en Egipto con una reforma constituci­onal; el sudanés Omar el Bashir –que no ha asistido porque sobre él pesa la persecució­n de la Corte Penal Internacio­nal– acaba de declarar el estado de emergencia en su país durante un año; la Siria de Bashar el Asad sigue expulsada (de momento) de la Liga Árabe, y sobre el hombre fuerte de Arabia Saudí, el príncipe heredero Mohamed bin Salman, pesa la sospecha de que encargó el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.

Abdel Fatah el Sisi señaló que existen “diferencia­s” de análisis entre los europeos y los árabes en relación al motivo de las crisis regionales y la manera de tratarlas, pero hizo un llamamient­o a “superar todo lo que les haga distantes y diferentes”.

El contenido del documento final no fue hecho público y Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Líbano pidieron que se introdujer­an en él “observacio­nes”. Los puntos principale­s se referían al compromiso de seguir la agenda de la ONU para el 2030 en lo que respecta a migración, la asunción de los acuerdos de Estocolmo para mitigar la guerra de Yemen, la denuncia de los asentamien­tos israelíes en Palestina, la defensa de una solución para Siria en base a las resolucion­es de la ONU, la cooperació­n contra el terrorismo y la importanci­a de preservar la no proliferac­ión nuclear, un punto en el cual no se hizo mención a Irán.

Esta cumbre euroárabe es la primera, y ayer quedó el compromiso de celebrar la próxima, en Bruselas en el 2022.

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