Aplicar el test del habla
Expertos en ejercicio físico advierten que el concepto de “alta intensidad” debe matizarse cuando se habla de actividad para personas con sobrepeso, obesidad o que no están en forma. “Quienes no están acostumbrados a entrenar no deben ponerse de repente al 90% o 100% de su frecuencia cardiaca máxima, deben optar por una intensidad que no comprometa más del 60%”, advierte José Antonio Casajús. Y para saber cómo afecta una actividad a la frecuencia cardiaca de cada cual, aconseja guiarse por la escala del test del habla. Según esta, una actividad de intensidad suave, con la que no se supera el 50% de la frecuencia cardiaca máxima, es aquella que permite mantener una conversación de manera continuada. La actividad moderada –con una frecuencia cardiaca de hasta el 70%– es la que entrecorta la respiración y obliga a hacer pausas en la conversación para ir cogiendo oxígeno más a menudo. Y la actividad de alta intensidad es la que directamente no permite hablar, sólo con monosílabos o con gestos, y provoca rojez en la cara, sudor exagerado y descoordinación en algunos casos. “El límite de intensidad para la población general es aquel en que se entrecorta la respiración, pero nadie, sin un trabajo de entrenamiento controlado, debe llegar a intensidades donde tenga que pararse porque no puede m ás”, remarca.