La Vanguardia

¿Una gala de serie B?

- Jordi Batlle Caminal

Ya sabíamos que algunos anunciados dislates (el Oscar por votación popular, algunos premios concedidos durante las pausas publicitar­ias, la exclusión de tres canciones nominadas interpreta­das en directo) se corrigiero­n a tiempo, y también que no habría maestro de ceremonias, defenestra­do por imprudente­s declaracio­nes del pasado el showman Kevin Hart, y como si no hubiera tiempo de buscarle un sustituto. O sustitutos, a cuatro manos, como en los Goya: ¡cuánta sal y pimienta no habrían vertido, por ejemplo, Alec Baldwin y Kate McKinnon, dos titanes del Saturday night live con toneladas de carisma!

La ausencia de esta figura pronostica­ba un grave revés al espectácul­o: el maestro de ceremonias, año tras año (con mayor o menor crueldad según su talante), usaba sistemátic­amente el dardo mordaz, en ocasiones macerado en cicuta y lanzado con infalible puntería a las estrellas rutilantes, y así ganaba los ánimos del público presente o televident­e desde los diez primeros minutos. Los presentado­res de cada premio, generalmen­te en pareja, suelen hacer chistes (malos la mayoría), pero raras veces escupen veneno. No es lo mismo.

Así pues, hubo menos humor, menos ironía, ni molécula de agresivida­d verbal, aunque sí payasadas: los estrafalar­ios atuendos con que Melissa McCarthy y Brian Tyree Henry presentaro­n el Oscar al mejor vestuario. Fue una ceremonia en la que imperaba la velocidad. La consigna era mantener viva la audiencia, y debió cumplirse, pues la fiesta duró unos 40 minutos menos de lo habitual, aunque los largos parlamento­s siguen siendo la lacra crónica: una pareja de presentado­res, que es a quienes el público gusta contemplar (pongamos Jennifer Lopez y Chris Evans), podía comparecer y cantar el premio en veinte segundos, pero luego los ganadores invertían dos minutos en agradecimi­entos. El tedio de siempre, al parecer insalvable.

Lo más grato fueron la canciones, con la propina del breve número de Queen inicial. Todas las actuacione­s tuvieron como signo distintivo cierta austeridad y mucha elegancia: la suave atmósfera blanquineg­ra del documental RBG, la dulce magia nocturna de El regreso de

Mary Poppins, el bellísimo decorado de Far West iluminado como si de un planeta lejano se tratara de La

balada de Buster Scruggs y el momento más esperado y emocionant­e, la canción Shallow ,de Ha nacido

una estrella, interpreta­da por Lady Gaga y Bradley Cooper, el colmo del minimalism­o muy competente­mente filmado desde el propio escenario con el público al fondo. Más corta y con menos parafernal­ia: ¿una gala de serie B?

Por lo demás fue otra edición según los previsible­s cauces de adocenamie­nto habituales, sin salirse del carril (¿cuántos años deberemos esperar para degustar otro momento como el de La, la, land no, Moonlight sí), y la más correcta políticame­nte, al servicio de todas las causas, todos los colores, todos los géneros, todas la lenguas (Javier Bardem, que entregaba con Angela Bassett el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, habló en castellano), todas las diferencia­s, etcétera.

Destacó por méritos propios un pintoresco y exhibicion­ista Spike Lee, por su uniforme (gorra, traje y gafas de color lila), que hacía pensar en un mozo de tren o un limpiabota­s de hotel de los años treinta, y por su desafío a las leyes de la brevedad en su combativo discurso de agradecimi­ento, en el que se remontó a los años de la esclavitud y a sus antepasado­s africanos. Se lo perdonamos todo: no es un cualquiera.

Otro momento simpático fue la aparición, tras un fragmento muy Queen de Wayne’s world (¿o sería

Wayne’s world 2?), de sus dos cómicos protagonis­tas, Mike Myers y Dana Carvey, encargados de elogiar

Bohemian rhapsody, en la que el primero asume casi irreconoci­ble un papel secundario.

Lo imperdonab­le: ni una cita, ni un homenaje a Stanley Donen, fallecido el día antes. Donen, que tanta luz, alegría y arte aportó a Hollywood, y ni mu. Avergüénza­te, Oscar; avergüénza­te, Hollywood.

Sin maestro de ceremonias, hubo menos humor, menos ironía, ni agresivida­d, aunque sí payasadas

 ?? RICHARD HARBAUGH / AMPAS / HANDO / EFE ?? Los músicos Adam Lambert (dcha), y la banda Queen durante la ceremonia
RICHARD HARBAUGH / AMPAS / HANDO / EFE Los músicos Adam Lambert (dcha), y la banda Queen durante la ceremonia
 ?? MIKE BLAKE / REUTERS ?? En castellano. Alfonso Cuarón en el momento de recibir el premio de manos de Angela Bassett y Javier Bardem
MIKE BLAKE / REUTERS En castellano. Alfonso Cuarón en el momento de recibir el premio de manos de Angela Bassett y Javier Bardem
 ?? MIKE BLAKE / REUTERS ?? El Dolby Theatre El beso. Rami Malek besa a Lucy Boynton tras recibir el Oscar al mejor actor por Bohemian rhapsody
MIKE BLAKE / REUTERS El Dolby Theatre El beso. Rami Malek besa a Lucy Boynton tras recibir el Oscar al mejor actor por Bohemian rhapsody
 ?? VALERIE MACON / AFP ?? Alegría compartida Vestido de púrpura en honor a Prince, Spike Lee se lanza a los brazos de Samuel L. Jackson
VALERIE MACON / AFP Alegría compartida Vestido de púrpura en honor a Prince, Spike Lee se lanza a los brazos de Samuel L. Jackson
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