Gareth Bale tensa la cuerda con la protección de Solari
La situación de Gareth Bale en el Real Madrid empieza a ser insostenible. El jugador aparece más aislado que nunca en el vestuario y aunque de momento es sostenido en público por el entrenador, Santiago Solari, el galés acumula desplantes a sus compañeros y en cuanto puede muestra su malestar por su actual papel de suplente, relegado de la titularidad por Lucas Vázquez y Vinicius.
Las dos últimas celebraciones de goles por parte de Bale le han valido al jugador toda clase de reproches. Tras marcarle al Atlético en el Metropolitano el 1-3 festejó el tanto con un corte de mangas a la grada, por lo que Competición le ha abierto expediente. En el Ciutat de València marcó de penalti el 1-2 que daba la victoria a su equipo y el galés no se dejó estrechar la mano por casi nadie y lo peor vino después, cuando se quitó de encima de mala manera a Lucas Vázquez cuando el gallego venía a abrazarle. Ya antes se había visto enfadado a Bale, que mediada la segunda parte, por iniciativa propia, dejó de calentar en la banda y se sentó otra vez en el banquillo, se supone que enfadado porque el uruguayo Fede Valverde entrara a jugar antes que él.
Destinado a ser la estrella del equipo tras la marcha de Cristiano en verano, la historia de Bale es la de un jugador que nunca ha sintonizado ni con el club ni con la ciudad pese a marcar goles icónicos en varias finales. Desde que fichara por los blancos en junio del 2013 Bale ha jugado sólo el 53% de los minutos posibles, castigado por 22 lesiones, casi todas de origen muscular.
Fuentes del vestuario achacan el malestar actual del galés a una confluencia de factores más allá de su marginación en beneficio de Lucas Vázquez y Vinicius. Bale está disgustado por las recientes revelaciones de su conducta por parte de Courtois y de Marcelo. En una reciente entrevista en Bélgica el portero titular reflejaba su asombro por el hecho de que cinco años y medio después de su llegada a España Bale siguiera sin hablar español, por lo que se tenían que comunicar con él por señas. Además, contó que la plantilla apodaba a Bale el golfista. En su mansión de Madrid, el jugador tiene un campo de golf de tres hoyos y en el autobús del equipo que le lleva a los estadios se le ve enfrascado con su móvil viendo partidos de golf.
Bale tampoco acudió a la última cena de confraternización de la plantilla alegando que las 21.30h era muy tarde para él. Solari le defendió con vehemencia tras la victoria en València: “Me encantó con la rabia y el espíritu con que entró al campo. Que haga goles y los celebre como quiera”.