La Vanguardia

Gareth Bale tensa la cuerda con la protección de Solari

- CARLOS NOVO Madrid

La situación de Gareth Bale en el Real Madrid empieza a ser insostenib­le. El jugador aparece más aislado que nunca en el vestuario y aunque de momento es sostenido en público por el entrenador, Santiago Solari, el galés acumula desplantes a sus compañeros y en cuanto puede muestra su malestar por su actual papel de suplente, relegado de la titularida­d por Lucas Vázquez y Vinicius.

Las dos últimas celebracio­nes de goles por parte de Bale le han valido al jugador toda clase de reproches. Tras marcarle al Atlético en el Metropolit­ano el 1-3 festejó el tanto con un corte de mangas a la grada, por lo que Competició­n le ha abierto expediente. En el Ciutat de València marcó de penalti el 1-2 que daba la victoria a su equipo y el galés no se dejó estrechar la mano por casi nadie y lo peor vino después, cuando se quitó de encima de mala manera a Lucas Vázquez cuando el gallego venía a abrazarle. Ya antes se había visto enfadado a Bale, que mediada la segunda parte, por iniciativa propia, dejó de calentar en la banda y se sentó otra vez en el banquillo, se supone que enfadado porque el uruguayo Fede Valverde entrara a jugar antes que él.

Destinado a ser la estrella del equipo tras la marcha de Cristiano en verano, la historia de Bale es la de un jugador que nunca ha sintonizad­o ni con el club ni con la ciudad pese a marcar goles icónicos en varias finales. Desde que fichara por los blancos en junio del 2013 Bale ha jugado sólo el 53% de los minutos posibles, castigado por 22 lesiones, casi todas de origen muscular.

Fuentes del vestuario achacan el malestar actual del galés a una confluenci­a de factores más allá de su marginació­n en beneficio de Lucas Vázquez y Vinicius. Bale está disgustado por las recientes revelacion­es de su conducta por parte de Courtois y de Marcelo. En una reciente entrevista en Bélgica el portero titular reflejaba su asombro por el hecho de que cinco años y medio después de su llegada a España Bale siguiera sin hablar español, por lo que se tenían que comunicar con él por señas. Además, contó que la plantilla apodaba a Bale el golfista. En su mansión de Madrid, el jugador tiene un campo de golf de tres hoyos y en el autobús del equipo que le lleva a los estadios se le ve enfrascado con su móvil viendo partidos de golf.

Bale tampoco acudió a la última cena de confratern­ización de la plantilla alegando que las 21.30h era muy tarde para él. Solari le defendió con vehemencia tras la victoria en València: “Me encantó con la rabia y el espíritu con que entró al campo. Que haga goles y los celebre como quiera”.

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JOSE JORDAN / AFP Bale aparta a Lucas Vázquez cuando el gallego fue a abrazarle

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