La Vanguardia

“Tropezamos continuame­nte con nosotros mismos”

- . IMA SANCHÍS

Tengo 78 años. Nací en Asturias, vivo en Madrid. Casado.Sinhijos. He estado 28 años en TVE, 6 años en

Portugal como correspons­al y 6 en Nueva York. Fui director de informativ­os y de RNE. Me deprimen e indignan los debates parlamenta­rios. Creo que la vida está por encima de todo, pero de ahí no paso

Ha sido testigo de guerras, revolucion­es, terremotos. El ser humano no cambia, lo aprendí en las guerras, la mayor bestialida­d que existe. No tiene justificac­ión. Usted estuvo en siete. Me preocupa que el hombre no sea capaz de comprender que lo beneficios­o es dialogar, partiendo de la base que tenemos el derecho y la obligación de pensar de forma diferente.

¿El peor de sus miedos?

Al ridículo. Soy enormement­e tímido.

Con esa insegurida­d, ¿cómo se atrevió a lanzarse por el mundo?

Me lanzaron. Me fue empujando la vida: circunstan­cias, casualidad­es, coincidenc­ias...

¿De eso está hecha la vida?

Sí, y también me he dado cuenta de que cosas que se te plantean como un gran problema las sufres y luego se vuelven a tu favor.

La duda es buena compañera.

La sospecha es mala cualidad para el ser humano, pero para un periodista es imprescind­ible. Debemos buscar y contar la verdad, aunque últimament­e está poco valorada.

¿Ha visto su vida amenazada?

Muchas veces, pero no me gusta que se confunda periodismo con aventura. Yo nunca he sido un aventurero, he ido a las guerras para contar lo que pasaba.

Entonces ha visto muchos horrores...

Sí, terribles. Al principio lo llevas fatal, luego te vas habituando, aunque nunca del todo: tengo grabadas imágenes de Vietnam, campos enormes sembrados de muertos, doscientos cadáveres. Vas saltando cuerpos.

...

Recuerdo una bomba en un mercado abigarrado de gente. Me impresionó ver trozos humanos pegados por las paredes mezclados con los trozos de carne de animales del mercado.

¿Y cómo lo procesa?

Somos vida. Hace cuatro años me dio un infarto y vi mi propia muerte muy de cerca. Pensé un ratito. Estaba en la UCI, le pedí un folio a la enfermera: “¿Va usted a hacer testamento?”. Escribí una necrológic­a sobre otro señor, un encargo. Morirse no es tan grave, lo desmitifiq­ué.

Usted ha tenido una pistola en el pecho.

En Saigón quisieron atracarme en la recepción del hotel y me negué a dar el dinero. En esa y en otras tres o cuatro ocasiones de amenaza grave sufrí una pérdida de control de mí mismo. En otra ocasión le di la espalda a un policía en la frontera entre Nicaragua y Honduras que quería

Estaba una convencido mordida y me de que apuntaba me dispararía con un arma. por la espalda, A veces pero hay no que me elegir detuve. entre hacer tu trabajo

Sí, es o una ayudar. elección muy difícil, y yo casi siempre opté por hacer mi trabajo. Recuerdo en Vietnam un herido que se desangraba. Con otro periodista lo cogimos para llevarlo a un puesto de la Cruz Roja. Vino un oficial de Vietnam del Sur y le pareció una ofensa terrible que dos extranjero­s se metieran en su trabajo, así que me agredió Orgullo a culatazo mal limpio entendido. con el fusil.

En mató otra a 70.000 ocasión, personas, en Perú, tras justo un cuando terremoto estábamos que mujer a punto con un de niño subirnos en los al helicópter­o brazos y me vino suplicó una que no comía me lo y llevara, que si no me lo dijo hacía que moriría. hacía dos días que

“Cuando ¿Y? llegue a Lima deje al niño en la puerta de la primera casa que vea. Toque el timbre y márchese, porque sé que no le dejarán morir”. Tuve que decidir en segundos. No me lo llevé.

...

Desde entonces tengo miedo a la conciencia, que me esté jodiendo durante años, pero para todo te buscas autojustif­icación.

¿Qué tal duerme?

En Vietnam se me estropeó el sueño. Desde entonces duermo mal. Al principio tuve muchas pesadillas con los bombardeos. Lo del niño no se convirtió en pesadilla, pero me quedó, y me arrepiento de haberlo contado, porque todo el mundo me pregunta por ello.

Quizá su reportaje más extraño fue el de los sanadores de Filipinas.

Sí, con una fuerte componente esotérica y de fracaso periodísti­co, porque fuimos a Filipinas a desmitific­ar ese asunto. Estuvimos diez días grabando como la gente se levantaba de la camilla como nueva sin conseguir una imagen que demostrara que allí había truco.

Curanderos que operaban con las manos.

Entrevisté a periodista­s, al obispo y al presidente del colegio de médicos que argumentó que todo era falso, pero al final le pregunté. “Si usted se viera desahuciad­o, ¿iría a uno de estos curanderos?...”. “¡Por supuesto!”, me contestó.

Qué gracioso.

A mí no me hizo gracia, porque a pesar de que en el reportaje aparecían muchos médicos negando el milagro, la gente llamaba para defenderlo basándose en nuestras imágenes.

Quizás hay que dejar que el televident­e o lector saque sus propias conclusion­es...

Yo considero que es mayor de edad y que la inmensa mayoría es inteligent­e.

¿Qué merece la pena en la vida?

Acabarla tienes conciencia, con la conciencia eso es terribleme­nte tranquila, pero difícil. si Y la disfrutarl­a, vida, y no es sacarle fácil, porque el mayor tropiezas partido constantem­ente posible a contigo mismo.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain