Mascota revolucionaria
Una escultura inspirada en el dibujo de Lola Anglada se instala en el Palau Robert
El Palau Robert acogerá una estatua basada en El més petit de tots, personaje infantil conocido popularmente como “la mascota de la revolución” que nació en 1937 de la pluma de la dibujante Lola Anglada para convertirse en un exitoso referente del catalanismo popular.
En plena guerra, en 1937, nacía El més
petit de tots, figura creada por el escultor Miquel Paredes por encargo del Comissariat de Propaganda de la Generaliat de Catalunya. Su finalidad era simbolizar la lucha antifascista del catalanismo popular. Se hicieron más de 60.000 copias –que el comisariado vendía a tres pesetas cada una– para lograr fondos que sufragaban gastos de la contienda bélica y con objeto de continuar la lucha.
Conocida popularmente como “la mascota de la revolución”, ese personaje encarnaba todos los anhelos. El mismo año la dibujante Lola Anglada i Sarriera (Barcelona, 1892-Tiana, 1984) redactó e ilustró un cuento infantil sobre esa figura. En muchos hogares catalanes El més petit de tots, de la histórica editorial Altafulla, estuvo presente como auténtico icono del catalanismo popular, “símbolo de la dignidad de un pueblo”.
El més petit de tots, vestido con su mono de obrero de miliciano, rizos rebeldes, gorro frigio, senyera en mano derecha y puño izquierdo alzado, se presentó en la Fira del Llibre de Barcelona como símbolo contra los facciosos. El cuento de Lola Anglada se iniciaba así: “¿Sabéis quién es este chavalote? Este chaval tan hermoso como inteligente es un crío de pelo rizado y ojos muy negros...”, rezaba el principio, aunque finalmente, en el dibujo, sus ojos fueron azules.
Paredes se había inspirado en la canción popular Els tres tambors, de la que Pere Quart había creado una versión. El Comissariat vendió múltiples representaciones del niño miliciano pero con el franquismo la mayoría de ellas se destruyeron para evitar represalias.
Ahora, 82 años después, la Direcció General de Difusió de la Generalitat ha encargado a la conocida ilustradora Carme Solé Vendrell una actualización de la misma con la particularidad de que, esta vez, la figura es femenina. Ha nacido, pues, La més petita
de totes, plasmada en una estatua de bronce que podrá visitarse en el Palau Robert. “Cuando me hicieron el encargo –explica Carme Solé– pensé que era una gran responsabilidad. Quería expresar que el conocimiento es cultura y la cultura, libertad. Necesitamos ahora, más que nunca, símbolos. Cuando las cosas van mal, sólo la cultura es el camino”.
Solé conoció a Lola Anglada. “Yo era muy jovencita y ella muy mayor. Me pareció que mantenía algo de naif (por eso su niño miliciano es un ángel), esa cosa que nos une a quienes no hemos roto con la niñez”, explica Carme Solé, que reconoce que perder a su madre a los nueve años la obligó a volver siempre a ese rincón de la infancia.
La escultura podrá verse por primera vez en el marco de la inau–detalla guración de la exposición que bajo el título Catalunya: 7,5 milions de
futurs, tendrá lugar el próximo 1 de marzo en el mismo Palau Robert. Y puede que sea su hogar permanente. “A La més petita la he creado a la medida de un bebé porque refleja esa esperanza en la vida futura y le he añadido una mano en el corazón y en la otra una llama viva Solé–... Quería que tuviera una mirada serena. La escultura de un niño no lo hubiera hecho, porque ya se hizo. Y porque ahora mismo me apetecía reivindicar esa fuerza femenina”.
¿Cuántos de ustedes han visto alguna vez, en un balcón de la ciudad, un rostro infantil pintado sobre una sábana junto al lema “Why?”. Carme Solé es quien está detrás de esa campaña gestada por el cantautor Jaume Escala y que desde el 2014 ha querido denunciar la contante vulneración de los derechos de los niños. “El arte debe ser un instrumento para transformar y trastocar, no un puro material decorativo”.
¿También La més petita de totes tiene ese carácter reivindicativo? Solé ha ilustrado ¡más de 800 libros! Algunos con textos propios y siempre con un estilo guiado por una apuesta: la creación artística como revulsivo social.
En el comedor de su casa reposa la escultura de unos cincuenta centímetros, acabada de llegar de la fundición. Todavía en arcilla refractaria, “tras varios días enterrada”, pronto será bronce. “Es una niña republicana, sí, porque esos son valores que yo suscribo. La he dotado con un gesto, un paso adelante pero a la expectativa, mirando el futuro”, concluye.
A Solé le han influenciado muchos mundos posibles, desde el de García Márquez al de Bertolt Brecht. El més petit de tots nació en plena guerra; La més petita de tots nace en pleno tsunami del procés y su juicio. Dará que hablar.
“Más que nunca, necesitamos símbolos; cuando las cosas van mal sólo la cultura es el camino”, explica Solé