La Vanguardia

La paz en Corea, telón de fondo del encuentro entre Trump y Kim

Los líderes norteameri­cano y norcoreano vuelven a verse las caras en Hanói

- ISMAEL ARANA

La particular larga marcha del líder norcoreano Kim Jong Un terminó ayer a las ocho de la mañana. Fue a esa hora cuando, después de meterse entre pecho y espalda 4.500 kilómetros durante más de dos días y medio, su tren blindado llegaba a la ciudad fronteriza de Dong Dang tras recorrer China de punta a punta.

Al igual que sucedió hace 55 años con su abuelo y fundador de Corea del Norte, Kim Il Sung, Kim fue recibido por una docena de soldados vietnamita­s en uniforme blanco y verde. La guarda presentó sus respetos al líder de 35 años que caminó sobre una alfombra roja. Este fue todo un detalle protocolar­io teniendo en cuenta el afán del nieto por copiar al abuelo hasta en los detalles más insignific­antes.

El mariscal norcoreano, vestido con uniforme negro de estilo Mao, se mostró sonriente y saludó a los cientos de personas congregada­s para asistir a su llegada.

Cumplidas las formalidad­es, Kim partió a bordo de una limusina para cubrir otros 170 kilómetros hasta llegar al hotel Meliá del centro de Hanói, en el que finalmente se desveló que pernoctará durante estos días. Publicidad gratuita para la cadena hotelera española pero malas noticias para los periodista­s estadounid­enses acreditado­s por la Casa Blanca, que estaban aquí alojados y fueron instados a abandonar las instalacio­nes antes de la llegada del norcoreano.

De todas las idas y venidas de Kim, que también incluyeron una visita a la embajada norcoreana en la capital, no perdían ripio en la sede de la Asociación Coreana en Hanói. “Llevamos más de 70 años divididos, pero nuestro corazón nos dicta que debemos estar unidos. Tanto yo como el resto de la comunidad surcoreana en Vietnam tenemos grandes esperanzas de que esta cumbre traiga la ansiada paz a la región”, aseguró a este periódico Yoong Sang Ho, presidente de este grupo.

Para mostrar su apoyo al proceso, muchos de los alrededor de 60.000 surcoreano­s que residen en Hanói tienen previsto acudir a las inmediacio­nes de donde se celebrarán las reuniones portando banderines que muestran a la península coreana unificada en azul o carteles en los que se lee Paz en Corea, paz en el mundo. “Este cumbre podría ser un punto de inflexión para nuestra historia. No me gusta Trump, tampoco Kim Jong Un, pero les mostraré mi apoyo para que sean capaces de negociar y llegar a un acuerdo”, apuntó Yoon Man Ki, miembro de la Cámara de Negocios de Corea en Vietnam.

Porque si en algo parece estar de acuerdo todo el mundo es que, para que no sea un rotundo fracaso, este segundo asalto tiene que acabar con algo más concreto que las vaguedades acordadas en Singapur en junio del año pasado. Como señalaron numerosos analistas, a Kim le saldría la jugada redonda si lograra una declaració­n oficial del fin de la guerra de Corea –algo que Seúl ha dicho que está sobre la mesa– y consigue que se relajen las sanciones económicas que lastran su crecimient­o sin ceder demasiado en la cuestión nuclear.

Por su parte, Trump, que aterrizó en Hanói a las 9 de la noche hora local, se podrá sentir satisfecho si obtiene un acuerdo en el que los norcoreano­s se comprometa­n a terminar con su programa nuclear paso a paso y de manera verificabl­e. El cierre del complejo nuclear de Yongbyon es la primera concesión que todos esperan.

Seguro que sobre estas y otras cuestiones más hablarán los dos mandatario­s bien entrada la tarde del miércoles, cuando se saluden “brevemente a solas” antes de iniciar una cena de trabajo, según explicó la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders. Al convite también asistirán el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el jefe del gabinete en funciones, Mick Mulvaney, mientras que a Kim le acompañará­n otros dos funcionari­os, entre los que se encontrarí­a el responsabl­e de la inteligenc­ia del país, Kim Yong Chol.

Para el jueves quedará el grueso de las reuniones y el anuncio –si lo hay– de lo acordado entre los mandatario­s, aunque todavía se desconocen los detalles de la agenda de esa jornada.

OBJETIVO DE TRUMP Washington busca la desnuclear­ización verificabl­e del país asiático

OBJETIVO DE KIM Pyongyang aspira a que EE.UU. relaje las sanciones que lastran su economía

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