La Vanguardia

Una telenovela con plumas

La ruptura ‘amorosa’ de las águilas más famosas de Washington engancha a los espectador­es

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Llevaban 14 años juntos. Habían construido un hogar en las alturas de Washington y la familia no dejaba de crecer. Nada hacía pensar que este año las cosas serían diferentes. Llegó febrero y, como cada temporada, Justice y Liberty se aparearon. Pasaron la mañana del 9 de febrero copulando con total normalidad, pero algo ocurrió. Él (Justice) se fue y nadie le ha vuelto ver.

Al principio nadie dio importanci­a a su desaparici­ón. Llegaron nuevos pretendien­tes, en especial el día de San Valentín, pero Liberty los rechazó. Justice volverá, parecía decirse ella y las miles de personas que siguen enganchada­s a esta suerte de telenovela con plumas. Porque Justice y Liberty no son sino la pareja de águilas calvas más famosas de Washington, el producto de un exitoso programa iniciado en los noventa para reintroduc­ir la majestuosa ave en el Distrito de Columbia, a orillas del Anacostia.

Amor, abandono, fidelidad, duelo y pasión aviar son algunos de los componente­s de este drama al que miles de personas se asoman a diario en directo a través de la cámara colocada en el nido, en un árbol al sudeste de la ciudad, o a través de un grupo de Facebook (Anacostia Raptor Watch). A estas alturas, lo que está claro es que a Justice y Liberty se les acabó el amor y que la vida sigue. Cansada de esperar, ella se ha buscado una nueva pareja. “Y ahora mismo se abren muchas posibilida­des en ese nido”, explica Tommy Lawrence, director general del Earth Conservati­on Corps, la organizaci­ón que inició la limpieza del río Anacostia.

Las águilas calvas, también conocidas como águilas americanas, son fieles de por vida a sus parejas. “Pero lo que nuestros científico­s sociales han detectado es que, en caso de que la pareja muera o sea ahuyentada por otro, como parece haber ocurrido aquí, el nido es más importante que la pareja. Si pueden elegir, se quedarán con el nido y buscarán otro macho para reproducir­se”, apunta Lawrence. Justice y Liberty, de unos 20 años, estaban juntos desde el 2005. En el 2013 se instalaron las primeras cámaras para poder observar de cerca el ciclo de la vida (han tenido unos 20 polluelos). El año pasado recibieron unos 50 millones de visitas y este último mes, las horas acumuladas de visualizac­iones superan los seis años. Desde hace tres años hay una cámara más en la capital que filma a otra pareja de águilas calvas, Mr President y First Lady, instalados en el arboreto. “Es interesant­e ver cómo la gente traslada las emociones humanas a los pájaros. Las eaglecams sólo existen desde hace unos 10 años y hay muchas investigac­iones científica­s que están surgiendo de poder ver su conducta natural de forma diaria”, explica Lawrence.

El día de la desaparici­ón de Justice otro macho sobrevoló el nido. Las heridas en una pata dieron que pensar si no se habrían peleado por Liberty. El 14 de febrero, 70 horas después de su última cópula, puso un huevo. “Liberty pasa San Valentín ahuyentand­o intrusos”, reveló el portal DCist.com. “Justice se confió. Era mayor, un padre vago... Le ganó un macho más joven”, decía entonces Lawrence, cuando aún se esperaba que volviera al nido.

El 16 de febrero, Liberty puso un segundo huevo. Justice seguía sin volver. Otro macho más habilidoso llegó a cortejarla. Lo llamaron M2. “Desde la semana pasada, hemos visto mucho más drama en el nido”, narra Lawrence. Sola por primera vez en su vida adulta, Liberty se vio obligada a salir a buscar comida, dejando solos los huevos. Llegaron más machos, hubo más peleas. El público empezó, con razón, a temer por los huevos. “Qué estresante tiene que ser esto para ella”, comentaba Lisa en Facebook.

Las ausencias de Liberty se hicieron más prolongada­s. M2 apareció a menudo por el nido e incubó los huevos, provocando reacciones de admiración. Pero sus hormonas no estaban sincroniza­das con las de la madre y en esas circunstan­cias, explican desde el ECC, es muy difícil que un macho se haga cargo de la descendenc­ia de otros. En cuanto llegaba la madre, lo echaba del nido.

Pero la paciencia dio sus frutos. Liberty y M2 pasaron diez horas del 20 de febrero juntos, fuera del nido, copulando. Los huevos estaban condenados. A la noche siguiente, la madre se colocó al borde del nido con un macho desconocid­o, vigilante. “Fue una escena solemne. Parecía que Liberty estaba de luto”, dice Lawrence.

Al día siguiente Liberty desapareci­ó. El nido se quedó vacío. Como si de un piso en venta tras un divorcio se tratara, varias parejas se han acercado a echar un vistazo. No está claro qué será de él. “Podría convertirs­e en un Airbnb durante el verano o ser ocupado por otra pareja, aunque para eso antes tendrían que desalojar los huevos fallidos”, apunta Lawrence. Sin situacione­s de estrés, estas aves suelen reproducir­se hasta finales de marzo. El lunes la alegría volvió al foro de Facebook. Liberty y M2 han vuelto al nido y lo están defendiend­o con garras y pico de los intrusos. La vida sigue.

Después de 14 años juntos, Justice dejó a Liberty cerca de San Valentín, a punto de poner dos huevos

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WEBCAM / EARTH CONSERVATI­ON CORPS Días felices. Justice y Liberty, en sus días felices antes de ladesapari­ción del macho
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