La Vanguardia

El juicio del 1-O entra en otra fase

-

JORDI Cuixart y Carme Forcadell declararon ayer en el juicio del 1-O. A ambos les pide la Fiscalía una pena de diecisiete años de prisión. El presidente de Òmnium Cultural reivindicó ante el Tribunal Supremo la desobedien­cia civil y los derechos fundamenta­les, en un alegato en línea con su activismo. La expresiden­ta del Parlament negó en su declaració­n haber participad­o en ninguna estrategia hacia la independen­cia. Las siete sesiones del juicio desarrolla­das hasta la fecha han generado cierto optimismo entre los acusados. Ha cundido la impresión de que el cargo de rebelión (que requiere “alzamiento violento y público”) aplicado a alguno de ellos no se sostiene y que quizás el Supremo lo reducirá al de sedición (“alzamiento público y tumultuoso”), que comporta penas inferiores. Esto ya se verá.

Pero no es menos cierto que ayer terminó un primer tramo del juicio y que ahora empieza uno de distinto signo. Porque ya no serán alegatos defensivos, de tono técnico o político, lo que se oirá en el Supremo, sino las declaracio­nes de un total de 246 testigos. Entre ellos, Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, expresiden­te y exvicepres­identa del Gobierno central, o el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, todos ellos convocados, por cierto, para la sesión de hoy. En días posteriore­s comparecer­án ante el Supremo una serie de personas que incluye desde altos funcionari­os gubernamen­tales hasta policías y guardias civiles. Y no cabe vaticinar que la mayoría de estos testimonio­s contribuya a mejorar la suerte de los acusados.

En lo que llevamos de juicio, los encausados han dejado claro que el referéndum por la independen­cia no fue mucho más que una movilizaci­ón popular sin violencia, y que la DUI tuvo más de declaració­n de intencione­s que de proclama con efectos prácticos. Estas afirmacion­es de los procesados podrían ayudar a suavizar la condena, en caso de que esta acabe produciénd­ose. Pero, como apuntábamo­s, resulta a priori improbable que algunos testigos, como, por ejemplo, la secretaria judicial que se vio retenida en la sede de la Conselleri­a d’Economia el 20 de septiembre del 2017, valore aquellos hechos del mismo modo que algunos encausados. O que los policías o guardias civiles que cargaron contra los manifestan­tes consideren en todo caso la actuación de estos últimos como exclusivam­ente pacífica.

En resumen, el juicio del 1-O entra hoy en otra fase. Los acusados no volverán a intervenir en él hasta que se haya escuchado a todos los testigos convocados. Para entonces, las impresione­s pueden ser otras.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain