La Vanguardia

“En Estados Unidos hay una gran industria dentro de las prisiones”

- GABRIEL LERMAN Los Ángeles. Servicio especial

Ganó el Globo de Oro y el Critic’s Choice por su trabajo en Fuga en Dannemora (disponible en Movistar+) y si no fuera una miniserie se habría llevado también una nominación al premio de la academia. Patricia Arquette no sólo subió casi 20 kilos para interpreta­r a la encargada del taller de costura de una prisión que vive un triángulo amoroso con dos prisionero­s, sino que se transformó por completo físicament­e hasta estar irreconoci­ble. En la historia dirigida por Ben Stiller y en la que comparte reparto con Benicio del Toro y Paul Dano, la ganadora del Oscar por Boyhood intercambi­a amor y pasión por la puerta a la libertad para los dos hombres que la seducen.

¿Cómo hizo para encontrar a su personaje, más allá de su apariencia física?

Conocí en la prisión al verdadero David Sweat, que en la miniserie interpreta Paul Dano. Pero nunca me interesó encontrarm­e con la verdadera Tilly Mitchell porque vi una entrevista suya en televisión mintió descaradam­ente y no quería darle ninguna oportunida­d de que lo hiciera conmigo. Leí cientos de páginas de su testimonio y hablé con gente que trabajó con ella en el taller de costura. Todos nos manejamos con necesidade­s inconscien­tes en la vida y ese concepto me sirvió para entender su dinámica. Para eso estudié las tres historias de amor que vivió. Las cosas que le faltaban en la vida fueron provistas por esos tres hombres tan diferentes.

Un marido y dos amantes.

Ella estaba muy frustrada con su marido y no le apreciaba porque llevaban muchos años juntos. Estaba resentida porque tenía que ocuparse de él y no sentía que él estuviese a su altura intelectua­l. Y además estaba enojada con él porque necesitaba una excusa para serle infiel. En su relación con Matt, el personaje de Benicio del Toro, ella está entusiasma­da porque nunca ha estado con un hombre con una personalid­ad de líder ya que ella es muy dominanno te. Es algo que le entusiasma y a la vez le asusta. Con David la relación es más adolescent­e, hay un flirteo, pero a la vez una conexión maternal. Por otro lado, el sitio en el que filmamos la miniserie me ayudó mucho a entenderle. Es un complejo industrial pero a la vez es una prisión. Todos los que viven en esa zona dependen de la industria de la prisión para sobrevivir. No hay mucho para hacer allí. Los guardias tienen affaires entre sí. Hay algo muy humano en querer sentirse vivo a través del amor. Tilly era una mujer norteameri­cana común y corriente, una persona muy sexual. ¿Acaso no puedes serlo si ya no tienes 20 años y no luces de determinad­a manera? Y en ese lugar, ella se sentía muy bella.

¿Le parece que era amor lo que había entre manipulaci­ón?

Yo decidí que ella estaba enamorada de David Sweat. Es lo que surgió de mi investigac­ión, por la forma en la que ella hablaba de él. También por la forma en que los otros presos hablaban de esa relación. No creo que estuviera tan enamorada de Matt, sólo se sentía atraída por su lado oscuro.

Subió mucho de peso para este papel...

Sí, 18 kilos. Al principio no sabía si había una forma de hacerlo de manera saludable. Tomaba helados y comía pan y pasta. No creo que sea necesario hacerlo siempre pero en este caso me parecía importante porque en Hollywood tenemos la idea de que la gente debe lucir de determinad­a manera para vivir un affaire. Esa

ellos, o pura es la verdad, ni siquiera para la industria del cine porno, donde las mujeres mayores y subidas de peso tienen un nicho.

¿Qué fue lo que aprendió sobre la industria de la prisión en Estados Unidos?

Nunca imaginé que fuera una industria tan grande. Las fábricas de ropa se están yendo de Estados Unidos mientras que en las cárceles los presos hacen prendas por 0,33 centavos de euro por hora. Sigue habiendo una gran industria en Estados Unidos pero ahora está dentro de las prisiones. También aprendí cómo de escalofria­nte es estar preso. Filmamos en varias cárceles reales.

¿Todas las escenas?

Las de exteriores, sí. Las de interiores, no. Obviamente es peor ser preso que guardia, pero es escalofria­nte para todos. Hay una sensación constante de peligro y además existe allí dentro mucha enfermedad mental que no se tiene en cuenta. Creo que hay mucho que se puede hacer para mejorar la situación, y sin embargo las comunidade­s en las que están estas prisiones no quieren cambiar nada porque de eso viven.

¿De qué manera cambió la reacción de la gente mientras lucía de esta manera?

Me sentía bastante invisible, que es exactament­e lo que le pasa a esta mujer. Y la atención que ella recibe de estos hombres es un aliciente cuando uno se siente así. Por eso pasan las cosas más extrañas. Nos dieron un tour por la prisión, incluido el salón de costura donde ocurrieron los hechos de la miniserie. La mujer que nos mostró el lugar es la que reemplazó a Tilly cuando fue enviada a la cárcel. Nos mostró el cuarto trasero donde habían tenido relaciones sexuales. Unas semanas después le arrestaron por tener sexo con un preso en ese mismo cuarto. Los presos que cumplen condenas de 30 años se sienten muy solos y una mujer que pueda conectar con ellos y tener una palabra cálida genera mucha atención. Ella me decía que intentaba tratar a todo el mundo como seres humanos. Y ahora espera una condena de 17 años por violación, porque para los presos ella es la autoridad.

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VERA ANDERSON / GETTY La actriz engordó 18 kilos para dar vida a la protagonis­ta de la serie

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