Nadie conoce a nadie
Trajín intenso en las taquillas del vestuario del Nàstic. Sin un modelo de juego definido ni un proyecto claro, el equipo lleva dos años y medio dando tumbos. Los malos resultados han estado a un paso de significar el temido descenso a Segunda División B en las dos últimas campañas, con el equipo salvándose en la última jornada. Los grana malviven como colistas desde otoño y solo han superado al Reus, expulsado por los impagos. La propiedad del club, en manos de media docena de accionistas mayoritarios, ha intentado enderezar el rumbo cambiando siete veces de técnico en dos temporadas y media y moviendo un total de 64 futbolistas.
La situación ha llegado al límite este curso. El primer equipo ha utilizado en veintisiete jornadas de Liga en Segunda División un total de cuarenta futbolistas. La cifra iguala un récord absoluto en el fútbol profesional español. Por el Villarreal B pasaron cuarenta jugadores (2011-12), también en Segunda. El Nàstic, con aún quince jornadas por disputar y con varios jugadores del filial con opciones de debutar, marcará con casi toda seguridad un nuevo récord.
“Tiene un efecto negativo en el aficionado, el Nou Estadi no puede empatizar con los jugadores; los aficionados no conocen a los futbolistas de su equipo”, destaca Enric Pujol, periodista y estudioso de la historia del Nàstic (siete libros publicados). Pujol ha sacado a relucir las impactantes estadísticas. “En las tres últimas temporadas son 85 jugadores. No hay un modelo de juego ni un proyecto”, dice.
El Nàstic vive en una crisis casi permanente desde que a finales del 2016 cambió al último entrenador que ha aportado estabilidad y éxito. Vicente Moreno, que ahora dirige el Mallorca, se marchó después de conseguir el ascenso a Segunda División (2014-15) y de estar a un paso del soñado regreso a Primera (2015-16). Desde su salida han fracasado Juan Merino, Nano Rivas (en dos etapas), Lluís Carreras, Rodri y José Antonio Gordillo.
Enrique Martín dirige al equipo desde octubre, pero el Nàstic sigue colista y el navarro ha propiciado una nueva revolución en el vestuario. En el último mercado de invierno se cerró con la llegada de once futbolistas y la salida de once más. Sólo quedan dos de los once jugadores que en verano incorporó Arnal Llibert, recién llegado a la dirección deportiva. Desacreditado, ha sido relegado a un segundo plano con la llegada de Antonio Prieto, con más experiencia en el complejo mercado de fichajes de Segunda.
En medio de tanta inestabilidad deportiva,
SIN PROYECTO NI MODELO
64 futbolistas han vestido la camiseta grana en las dos últimas temporadas; 85 desde la 2016-2017
El Nàstic ya ha igualado el récord de jugadores utilizados en un curso (40) en el fútbol profesional español. Y va camino de superarlo
INESTABILIDAD AL FILO DEL DESCENSO El equipo de Tarragona, que sigue colista, ha cambiado siete veces de entrenador desde finales del 2016
el accionariado del Nàstic, que mantiene al Ayuntamiento de Tarragona entre los propietarios de peso, también ha vivido cambios. La salida en verano de Promoesport, agencia de representación de futbolistas, obligaba a cambiar de modelo y a diseñar un nuevo proyecto, algo que no se ha conseguido. Promoesport y el Nàstic vivieron primero un idilio que sirvió para limpiar la deuda del club, que superó seis años atrás los siete millones de euros y a punto estuvo de provocar la desaparición del club.
Los responsables de Promoesport, con José Rodri a la cabeza, dominaban un importante paquete de acciones y ostentaron durante cinco años un enorme poder de decisión cuando se fichaba. El entonces director deportivo, Emilio Viqueira, llegó de la mano de la propia agencia de futbolistas. Todo quedaba en casa. Mientras el gallego acertó, se logró el ascenso a Segunda e incluso a punto se estuvo de regresar a Primera; sin victorias ni una idea de juego, se abrió el baile de futbolistas, que ha seguido de forma caótica tras la salida de Promoesport y Viqueira, a quienes se había responsabilizado del fallido ir y venir de zamarras.
Entre tanto fichaje exótico y jugadores que no han dado la talla, con varios futbolistas que no han cumplido con las mínimas exigencias de un profesional, también se han producido aciertos. El hallazgo de talento en algunas ligas menores ha propiciado ventas para limpiar la deuda, como el reciente traspaso del macedonio Dimitrievsky al Rayo Vallecano o del georgiano Aburjania al Sevilla (2016).
Entre lo poco que no ha cambiado, el apasionado presidente, Josep M. Andreu. Querido en el Nou Estadi, volvió a coger el timón en el 2012, con el Nàstic endeudado y en Segunda B. Empresario local del transporte, artífice del histórico ascenso a Primera (2006), sufre como pocos tanto desmán.