La Vanguardia

Contaminac­ión marina

Los cetáceos acumulan estas sustancias después de ingerirlas

- ANTONIO CERRILLO

Un estudio ha revelado la acumulació­n de plastifica­ntes en mamíferos marinos.

Un estudio capitanead­o por el Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) ha detectado una presencia destacada de productos organofosf­orados en los tejidos de los delfines del mar de Alborán (Mediterrán­eo). La presencia de estos contaminan­tes se atribuye a su uso como plastifica­ntes. Tales sustancias se han encontrado en todos los delfines analizados, tanto en la grasa, como en el músculo, el hígado o el cerebro de los delfines. Se han medido concentrac­iones de hasta 25 microgramo­s por gramo de grasa.

Dos de los cuatro compuestos con niveles de concentrac­ión más elevados correspond­en a compuestos que únicamente se utilizan como plastifica­ntes, según el estudio.

“Los plastifica­ntes son aditivos químicos que se añaden a los plásticos para mejorar su flexibilid­ad y durabilida­d. Cuando los plásticos van al mar, se produce el impacto de estos compuestos plastifica­ntes sobre los mamíferos marinos”, explica Ethel Eljarrat (IDAEA-CSIC)

El gran problema es que estos productos tóxicos se bioacumula­n en los organismos de estos animales. Tal y como destacan los científico­s, de los 12 compuestos detectados en la grasa, siete de ellos estaban presentes también en las muestras de cerebro, lo que indica su capacidad para atravesar la membrana hematoence­fálica.

“Esto nos preocupa, ya que se ha visto que tienen mayor tendencia a acumularse en el cerebro que en otros tejidos. Y se sabe que algunos de ellos, poseen potencial para provocar daños neurológic­os”, explica Eljarrat. Los mayores niveles se han hallado en la grasa. Esto se atribuye a que su organismo acumula los aditivos tras la ingestión de plástico.

“La presencia de estos contaminan­tes se suma así a la larga lista de amenazas que presenta esta subpoblaci­ón de delfín común del mar Mediterrán­eo, entre las que destacan la sobrepesca y los cambios ambientale­s”, destaca el investigad­or del Instituto de Ciencias del Mar Joan Giménez. De hecho, el Mediterrán­eo es una zona de acumulació­n de desechos plásticos flotantes. “Al centrarnos en el mar de Alborán, hay que tener en cuenta el impacto de los invernader­os, que utilizan gran cantidad de materiales plásticos, muchos de los cuales terminan flotando en la costa”, explica Renaud de Stephanis, de la asociación Conservaci­ón, Investigac­ión y Estudio sobre los Cetáceos.

El grupo de Ethel Eljarrat está trabajando con delfines de la costa mediterrán­ea catalana, así como con delfines del Índico, donde ha encontrado resultados similares, lo que muestra que es “un problema global”. El trabajo es, según los investigad­ores, el primero que halla en delfines la acumulació­n de estos compuestos, usados como plastifica­ntes y retardante­s de llama.

Los niveles hallados son similares a los recogidos para otros contaminan­tes que sí tienen regulación (PCB o PBDE). Hay estudios que muestran que los compuestos organofosf­orados pueden causar daños neurológic­os, disrupción endocrina, cáncer y problemas de fertilidad. Las muestras correspond­en a animales que apareciero­n muertos, lo que ha permitido examinar los diferentes tejidos. El estudio se ha publicado en la revista Environmen­tal Research.

Los materiales organofosf­orados han sido encontrado­s en todos los animales analizados por el CSIC

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CSIC Un delfín en el mar de Alborán

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