El Mediterráneo y el intercambio técnico de experiencias centran los esfuerzos de la cooperación metropolitana
Por primera vez se ha alcanzado el 0,7% de los ingresos propios dedicados a cooperación internacional, unos recursos que han servido para poder centrar los esfuerzos en la crisis de los refugiados y en la situación en Siria
El nacimiento del Área de Cooperación e Internacional es una de las novedades más destacables del mandato 2015-2019 del Área Metropolitana de Barcelona. La nueva área, que recoge el trabajo realizado en el ámbito internacional por los diferentes departamentos del AMB hasta ahora, ha dotado de estructura y recursos la línea estratégica de cooperación. El objetivo de la nueva área es fortalecer la función de las áreas metropolitanas y el mundo local. Por ello, es clave el trabajo conjunto con ayuntamientos del AMB para desarrollar proyectos de cooperación internacional que complementen el trabajo realizado hasta el momento.
POLÍTICAS PÚBLICAS
Con los objetivos de cooperar, trabajar en red y ofrecer, junto con los ayuntamientos, experiencia en materias que den respuesta a los principales retos de las ciudades y metrópolis de todo el mundo, el Plan Director de Cooperación del AMB (20172019) especifica las líneas y los compromisos del mandato para establecer las políticas de cooperación e internacional. Lo más importante ha sido llegar por primera vez al 0,7% de los ingresos propios del AMB dedicados a proyectos de cooperación. Durante este mandato, se han invertido más de 3,2 millones de euros en proyectos y convenios de cooperación.
La región en la que el AMB ha centrado más sus esfuerzos en este mandato es el Mediterráneo, con la implementación de una política específica de cooperación para el refugio. En concreto, la zona más oriental, que ve cómo
El AMB ha iniciado su andadura con una línea estratégica basada en fortalecer la función de las áreas metropolitanas y el mundo local
desde hace años miles de personas cruzan el mar, jugándose la vida, para encontrar una oportunidad en Europa.
Un 51% de los proyectos y los convenios de cooperación se han llevado a cabo en esta región y, en concreto, en Siria, que es donde está la guerra y donde el AMB ha dedicado el 33% de los recursos destinados a proyectos al Mediterráneo. La prioridad es apoyar el refugio a través de una política específica de cooperación a los países que más están acogiendo, como por ejemplo Grecia, Turquía, el Líbano (su capital, Trípoli, ha multiplicado por tres sus habitantes) y Jordania, donde el AMB trabaja para fortalecer los gobiernos locales.
Aparte, por primera vez el AMB incorpora el objetivo de la gobernanza metropolitana, que se basa en planificar y gestionar servicios compartidos con visión transversal más allá de los límites de los municipios, y teniendo en cuenta las singularidades locales. Para conseguirlo, se ha trabajado para
promover una política pública de cooperación integradora, a dos niveles: de forma externa, potenciando la cooperación internacional con actores de las ciudades y las metrópolis prioritarias; y en el ámbito interno, apoyando a los ayuntamientos metropolitanos, trabajando con cuarenta organizaciones no gubernamentales, universidades, centros de investigación, centros formativos, centros de personas mayores, grupos culturales y empresas del territorio.
Se han realizado también proyectos en otras zonas del mundo, como por ejemplo en África Subsahariana o el área metropolitana de San Salvador, que tiene un problema grave de seguridad ciudadana (es la tercera conurbación más peligrosa del mundo), y donde, precisamente, se ha trabajado por unos espacios públicos seguros, equitativos e inclusivos. La tarea de definición e implementación de los proyectos solo ha sido posible desde la transversalidad y ha movilizado a técnicos y técnicas de las áreas de Medio Ambiente, Movilidad y Transporte, Espacio Público, Urbanismo y Servicios Generales.
COOPERACIÓN COORDINADA
Otra de las líneas de trabajo que se han impulsado con dedicación durante el mandato 2015-2019 es la participación con los agentes de los diferentes municipios metropolitanos. La vía para hacerlo ha sido la cooperación coordinada, una nueva modalidad de trabajo para fortalecer la cooperación directa de los ayuntamientos con el apoyo y el trabajo conjunto del AMB, y que resulta clave en la mejora de la cooperación descentralizada. Aparte, permite a los ayuntamientos comprometidos con la cooperación internacional mejorar la calidad y el impacto de las acciones que llevan a cabo.
En esta línea, el primer programa de Educación para la Ciudadanía Global (ECG) del AMB, que ha recibido el nombre de Tenemos derechos, tejemos libertades, ha nacido con la voluntad de promover la conciencia crítica y el compromiso con la ciudadanía frente a las desigualdades y los conflictos globales. Con la participación de once ayuntamientos, escuelas, institutos, entidades de juventud, de personas mayores, de mujeres y también algunas culturales y deportivas, se han realizado 168 acciones en tres años, acciones basadas en la pedagogía crítica y artística, de forma que se implicaba en el tema de los refugiados a una serie de entidades que, a priori, quizás no tenían mucho interés. Todo ello, con la voluntad de informar de los derechos, para concienciar en las libertades.
La cooperación coordinada es clave para descentralizar la gestión de los proyectos y posibilita a los ayuntamientos llevar a cabo acciones de calidad e impacto social