Un estudio avala poner un peaje de acceso a Barcelona
El tráfico de entrada y salida se reduciría en un 20,6%, las partículas en un 11,5% y los óxidos de nitrógeno en un 9,2%
La implantación de un peaje en los accesos a Barcelona tendría un impacto positivo en el tráfico y en la calidad del aire, según un estudio de Idencity, consultora presidida por el exalcalde Jordi Hereu. Basándose en la experiencia de cuatro ciudades que lo tienen –Londres, Milán, Estocolmo y Gotemburgo–, la investigación estima que la circulación en las vías de entrada a la capital catalana descendería en un 20,6%, lo que supondría sacar 76 millones de vehículos al año. La concentración de partículas (PM10) en la zona tarificada se recortaría en un 11,5% y la de óxidos de nitrógeno (NOx), en un 9,2%.
“Si el sistema está bien diseñado y se aplica de manera correcta, es beneficioso para el conjunto de la sociedad”, destacó ayer Javier Serra, director general de Idencity, durante la presentación del estudio. Tiene efectos, subrayó, “sobre la movilidad ya que disminuye los tiempos de viaje tanto en vehículo privado como en transporte público”. Y sobre el medio ambiente, la salud y la seguridad, porque, prosiguió, “se reducen los gases contaminantes y la siniestralidad”.
La investigación ha tenido en cuenta 50 impactos del peaje urbano en las cuatro ciudades estudiadas. Ponderando sus similitudes con Barcelona y Madrid, se ha generado un algoritmo para calcular los resultados que tendría su aplicación en estas últimas teniendo también en cuenta otras medidas que ya se están llevando a cabo.
En el caso de la capital catalana, los niveles de congestión mejorarían, pasando del 30,7% actual a un 20%. El transporte público ganaría peso, exactamente 5,6 puntos porcentuales, concentrando el 42% del total de desplazamientos. El autobús urbano pasaría de transportar 200,5 millones de pasajeros anuales a 230 millones. La demanda del Bicing aumentaría un 31,7%, alcanzándose los 138.500 abonados.
En cuanto a la salud y la seguridad, el trabajo cifra que la reducción del tráfico permitiría recortar la accidentalidad de 8.364 heridos anuales a 7.100 y las visitas médicas de niños por asma en un 12%.
Los resultados se basan en los efectos de la medida en Londres, Milán, Estocolmo y Gotemburgo
“El peaje urbano es el mejor sistema para que los vehículos motorizados paguen las externalidades que genera su uso”, aseveró Serra. Y, además, destacó que con los recursos que genera podría contribuir a la financiación de transporte alternativo. La medida es, a su juicio, más efectiva que las restricciones de circulación en zonas de bajas emisiones –vigentes en Barcelona–, que penalizan a la población sin poder adquisitivo para adquirir coches menos contaminantes. No obstante, aclaró, este mecanismo “no es una varita mágica” y debe aplicarse como “parte de un conjunto de actuaciones” que reduzcan los impactos negativos del tráfico privado. Su principal debilidad, reconoció, es que donde se ha aplicado ha contado, al menos inicialmente, con “poco apoyo social”.