“No nos damos por vencidos”
Las parejas españolas a la espera de ser padres por gestación subrogada en Ucrania se preparan para vivir una odisea
Las más de 30 familias españolas que han permanecido meses atrapadas en Kiev con sus bebés nacidos por gestación subrogada poco a poco pueden volver a casa. El consulado de Kiev permitió el 17 de febrero la inscripción de los bebés y la emisión de un salvoconducto, pero fue sólo un parche: ya no se autorizarán más inscripciones y la criatura necesitará un pasaporte ucraniano para salir del país.
La medida ha servido para poner fin al calvario de unas decenas de padres, pero no se tienen en cuenta todos los procesos que hay ya iniciados. Tampoco los de niños y niñas que ya han nacido, pero se quedaron fuera de esa lista por unas horas. No hay cifras oficiales de cuántos hay ahora mismo en esta situación, pero teniendo en cuenta que en 2017 se registraron en Kiev 270 hijos de españoles, se calcula que en los próximos meses nacerán como mínimo un centenar.
Mercè Serra (41 años) y Pere Colom (36) son una pareja de músicos mallorquines que, tras agotar sin éxito todas las vías de fertilidad y adopción, hace algo más de un año decidieron tener una hija por gestación subrogada en Ucrania. Un proceso que catalogaron de “salto de fe” desde el principio y el tiempo les está dando la razón. A falta de menos de un mes para que nazca la pequeña Leia aún no saben cuándo la tendrán en casa.
“Las agencias nos están diciendo que el pasaporte puede tardar unas 12 semanas para ser concedido, pero no lo saben a ciencia cierta porque nunca lo habían hecho hasta ahora”, explica Mercè.
Hay que tener en cuenta que el perfil de las parejas que viajan a Ucrania en busca de gestar un bebé por vientre de sustitución son personas de clase media que en muchas ocasiones no se pueden permitir contratar estos servicios en Estados Unidos o Canadá. Para costear el procedimiento (52.100 euros en el caso de estos padres, de los que la gestante recibe 14.000 en mano) las parejas suelen rehipotecarse o pedir préstamos, por lo que alargar la estancia fuera de España puede suponer perder sus trabajos.
Y no sólo esto: “Serán unos meses en los que estaré lejos de mi casa, sin que Leia tenga su calendario de vacunas, sus revisiones pediátricas oportunas en Mallorca… Yo me quedaré con la niña en Kiev y Pere volverá a casa para seguir trabajando en temporada alta”.
Ni ellos ni las otras 20 parejas en su situación con las que mantienen contacto piensan echarse atrás: “Evidentemente no vamos a hacer que las gestantes aborten ni a rechazar los bebés una vez que nazcan. Si nos diéramos por vencidos estos niños se irían a un orfanato ucraniano, que no son como los de aquí, porque la gestante no se los puede quedar”.
Obtener el pasaporte ucraniano para volver a España se puede demorar entre tres y cuatro meses
Desde la dirección general de Comunicación e Información Diplomática aseguran que están buscando una solución para acortar los plazos: “Realizamos gestiones con las autoridades ucranianas para que faciliten, en la medida de lo posible, documentos de viaje a los menores que nazcan en lo sucesivo para que puedan salir de Ucrania”.
Una vez en España se deberá iniciar el correspondiente expediente para la inscripción de la filiación, con intervención del ministerio fiscal, o interponer acciones judiciales de reclamación filiación.
El Ministerio de Exteriores lleva años desaconsejando realizar estas operaciones en Kiev por la falta de garantías, pero eso no frena el goteo de parejas con problemas de fertilidad que vuelan a Ucrania.
Este proceso en España se encuentra fuera de la ley. Sólo Ciudadanos se ha posicionado a favor de regularlo siempre que sea de forma altruista, pero no encuentra socios.
Mercè y Pere no se arrepienten de haber iniciado esta odisea y hasta apuntan que les gustaría ir a por otro bebé en el futuro en Ucrania: “Seguramente con la misma gestante, pero haríamos algunas cosas de forma diferente ahora que tenemos experiencia”.