Entre el documental y la ficción
Profesor en Groenlandia
Dirección: Samuel Collardey Intérpretes: Anders Hvidegaard, Asser Boassen, Thomasine Jonathansen Producción: Francia, 2018.
D.: 94 m. Drama/aventuras
Ganador de numerosos premios en festivales, incluyendo Cannes y Venecia, el cineasta francés Samuel Collardey se enfrenta a un audaz reto en su cuarto largometraje como director. Ha logrado su propósito de convertir la rutina cotidiana en una apasionante narración que supera toda clase de fronteras, desde la idiomática hasta la política. El protagonista no procede de ninguna ficción, sino que es absolutamente real. Como la mayoría de quienes participan en esta película filmada en Groenlandia, la isla más grande del mundo, cuya capa de hielo supera el 80 por ciento de su extensión. Tras diversas estancias en un pueblo de tan exótico y aislado lugar, donde ha explicado que “viví al ritmo del pueblo y de sus habitantes”, Collardey se enteró de que la maestra de primaria se retiraba. Su plaza sería ocupada por Anders Hvidegaard, un joven de 28 años que acababa de licenciarse. Octava generación de una familia danesa de granjeros y agricultores, su padre ya tenía 75 años y confiaba en que Anders continuara la tradición familiar, pero su en apariencia descabellada opción fue otra: ejercer de maestro entre el hielo y las focas. Al igual que el director Samuel Collardey, que viajó varias veces hasta allí, se hizo amigo de un electricista local, Julius, que sabía hablar inglés y logró integrarse en aquella comunidad tan disímil. “Viví al ritmo del pueblo y de sus habitantes. Fui a cazar y a pescar con aquellos hombres, participé en las comidas familiares, comí foca y también asistí a eventos familiares como bautizos y funerales. Poco a poco los amigos de Julius fueron aceptándome”. Igual que los niños nativos (uno de ellos, por cierto, luce un gorro con el escudo del Barça), que poco a poco se convierten en sus cómplices escolares.
Parecía tener todos los elementos para ser un cuento romántico y edulcorado, rebosante de buenas intenciones. Pero no es así. Estamos ante una ficción filmada a partir de la realidad más inmediata, con imágenes sugerentes y alejadas de la postal turística y sentimental. Un rótulo final informa al espectador que “cuando se acabó de hacer esta película, en enero del 2018, Anders aún seguía allí ejerciendo de maestro”.