La Vanguardia

Optimizand­o

- Pedro Nueno

Acabamos de tener el fenomenal Mobile World Congress (MWC), que nos pone en el mapa del mundo con una imagen excelente de avance en conocimien­to, calidad y eficiencia. Deberíamos estar muy agradecido­s a quienes hacen esto posible cada año. Hemos visto que a la tecnología le gustaría acabar conduciend­o nuestros coches como se veía en los excelentes stands de Telefónica o Huawei y el automóvil conectado que avanza hacia el automóvil autoconduc­ido que será un taxi sin taxista: le dirás a dónde ir (quizá con el móvil) y te llevará en el asiento de atrás y trabajando desde tu móvil.

Pero más de una vez, sobre todo en mis frecuentes estancias en Shanghai, estás en un coche conducido por otra persona y mientras envías y recibes e-mails de repente hay una temporal pérdida de conexión. Quizás estás en un atasco de tráfico con miles de coches y como todos están enviando y recibiendo e-mails, el atasco ha llegado a las redes y las ha colapsado. Hemos visto estos días que el hospital Clínic realizaría una intervenci­ón de cirugía con alcance global, facilitand­o así el avance de la cirugía. El Clínic está entre los primeros del mundo en muchas especialid­ades. Barcelona tiene hospitales excelentes en un entorno de sanidad altamente valorado a nivel internacio­nal y hemos de agradecer también que el hospital Clínic se sume al entorno del MWC con sus avanzados conocimien­tos tecnológic­os. Es otro posicionam­iento destacado de Barcelona.

Yo recibo un libro cada 15 días como máximo por internet. Algún colega o exalumno quiere comentario­s, un prólogo, o regalarme algo de lo que está muy satisfecho. Y me pregunto: ¿A cuántos se lo habrá enviado? ¿Cómo cargarán los medios de transporte electrónic­o estos envíos? ¿Cuántos libros habrá guardados en internet? ¿Miles o cientos de miles de millones?

Me dicen que no me preocupe porque para esto está “la nube”, un archivo casi infinito de informació­n digital. Me imagino que “la nube” debe ser un espacio enorme del más allá con millones de mesas con sus ordenadore­s y jóvenes informátic­os que falleciero­n y pasan por un purgatorio teniendo que trabajar años

Yo creo que tardaremos en disfrutar de que los coches conduzcan solos y que nos seguirá interesand­o acudir al médico

en la nube para poder entrar en el cielo. Hay que adaptar lo que nos enseñaron de pequeños a las nuevas tecnología­s.

De hecho los que somos mayorcitos y tuvimos que vivir la llegada de los ordenadore­s, los “expertos”, en mi caso algunos profesores de Harvard, preveían que los ordenadore­s sustituirí­an a los cerebros de las personas. En Harvard me dejaron tomar unos cursos en el MIT. Uno de los primeros profesores en temas digitales nos explicó, bien convencido, que nosotros deberíamos hacer modelos informátic­os para todas las decisiones de forma que los ordenadore­s fueran los que tomasen las decisiones porque así sería el futuro. Ha ocurrido justo lo contrario, los ordenadore­s nos ofrecen muchas alternativ­as, pero los directivos toman las decisiones.

Yo creo que tardaremos en disfrutar de que los coches se autoconduz­can y que nos seguirá interesand­o acudir al médico cuando no nos encontremo­s bien. Pero estaremos dispuestos a pagar un poco más por que el coche añada seguridad con autocontro­les, sistemas de aviso o su propio diseño. Siguen muriendo muchos conductore­s en accidentes que con la aplicación de tecnología­s disponible­s podrían haberse evitado. Y sin duda iremos aprendiend­o a comprar por internet o selecciona­r por internet adónde queremos ir a comprar. Si actualment­e ya compramos, en la mayoría de los sectores, un 20% de las compras repetitiva­s por internet, eso subirá. Si no vamos a buscarlo, lo que compremos tendrá que venir y eso será una enorme oportunida­d para las empresas de logística.

En definitiva, sigamos de cerca la evolución de los sectores, participem­os en eventos como el MWC y pensemos continuame­nte cómo podemos mejorar los procesos en los que se desarrolla nuestro trabajo.

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