La Vanguardia

Apertura valenciana

- Enric Juliana

Elecciones generales y valenciana­s el 28 de abril. Combinació­n inédita en el historial de los últimos cuarenta años, puesto que ese cóctel parecía exclusivam­ente reservado a los socialista­s andaluces.

Las elecciones generales y las andaluzas han coincidido cinco veces (1986, 2000, 2004 y 2008), siempre con apreciable­s resultados para el PSOE de Andalucía, que en estos momentos estará lamentando la estrategia suicida de haber adelantado los últimos comicios regionales (diciembre del 2018) sin requerir el apoyo aéreo del Gobierno de Pedro Sánchez. Querían ganar solos y pactar con Ciudadanos, para después ajustar cuentas con Sánchez cuando a este se le complicase­n las cosas. Operación Gran Centro.

La apuesta del socialismo andaluz era reforzar la entente PSOE-Ciudadanos para proyectarl­a en toda España cuando comenzase a naufragar el difícil ensamblaje de Sánchez con Unidos Podemos, el Partido Nacionalis­ta Vasco y los soberanist­as catalanes. Con una mochila de 37 años a la espalda, repleta con las piedras del caso ERE, los socialista­s andaluces se lanzaron a la aventura del 2 de diciembre con los catastrófi­cos resultados conocidos por todos.

Ximo Puig no quiere correr la misma suerte que Susana Díaz. El presidente de la Generalita­t Valenciana ha decidido apretar el botón del adelanto electoral, incorporad­o a la última reforma del estatuto valenciano en el 2006. Después de barruntarl­o durante semanas –La Vanguardia fue el primer diario en informar que podía haber adelanto en la Comunidad Valenciana–, Puig ha decidido concurrir junto con Sánchez en abril.

La apertura valenciana pretende asegurar la mayoría de izquierdas en la cuarta comunidad más poblada (4,9 millones de habitantes), aprovechan­do el previsible tirón de

Ximo Puig se asocia a la suerte de Pedro Sánchez, da oxígeno a Podemos y penaliza a Compromís

Sánchez el 28 de abril. A diferencia de otros barones socialista­s, el presidente valenciano no sueña con pactar con Ciudadanos, cuyo candidato, el teatral Toni Cantó, acusa a Ximo Puig (Morella, 1959) de ser un submarino catalanist­a.

La apertura Puig busca asegurar la mayoría de izquierdas en Valencia, reforzar a los socialista­s en esa alianza, dar un poco de oxígeno a Unidos Podemos, rebajar el peso de Compromís y ganarle definitiva­mente la partida a Mónica Oltra, que en estos momentos mantiene buena sintonía con los movimiento­s de Iñigo Errejón en Madrid. Oltra se subía ayer por las paredes.

Hombre poco dado al atolondram­iento, Puig parece haber releído a Joan Fuster: “Si no haces política, te la hacen”.

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