Los paisajes vividos de Hernández Pijuan
El centro Blanquerna dedica una muestra al pintor que hizo del paisaje lugar de experiencia y espacio de memoria
Para Joan Hernández Pijuan (Barcelona, 1931-2005), el paisaje fue un punto de partida y un eterno retorno, un elemento esencial en su vida que condicionó su forma de ser y rescató en su obra a través de la memoria. “Muchas veces he pensado que este gusto por el vacío y por la parquedad de elementos que utilizo me vienen dados por el sentimiento, por la memoria, y no tanto por el recuerdo, de las temporadas, en mi infancia y primera juventud, a los paisajes sobrios y duros, y hermosos por esta misma sobriedad, como el de la Segarra leridana”, escribió el mismo año de su muerte en la masía de Folquer, en la Noguera, donde estableció su último estudio entre campos de cereales.
Cielos, tierras labradas, colinas, árboles, pequeños elementos arquitectónicos... a los que el pintor se aproxima a través del color –ocre terroso, verduzco, amarillo, marrón rojizo...– y del dibujo. Bajo el título Paisajes que se bifurcan, el Centro Cultural-Librería Blanquerna de Madrid reúne dos series distanciadas en el tiempo –Proyectos para un paisaje , de 1976, y Granada, de 2004– con las que su comisario, Valentín Roma, quiere subrayar la centralidad que ocupa en su obra “la idea del paisaje físico, mental o experiencial”. El paisaje, como “lugar de experiencia” y “espacio de memoria”.
La muestra, producida por la Delegación del Gobierno de la Generalitat. cuyo titular es Ferran Mascarell, agrupa treinta y cinco guaches sobre papel japón de la serie Granada, ciudad que visitó por primera vez en los años setenta, y que él reflejará tres décadas después a través de las imágenes que habían quedado en su mente: una celosía, un árbol, una construcción amurallada, una almena .... De Proyectos para un paisaje se exhiben siete litografías atmosféricas que son como visiones de campos casi monocromos. “Es un pintor pintor, y es un pintor diésel, cuya trayectoria no está hecha de fogonazos sino que mantuvo siempre un nivel muy alto que denota tanto su conocimiento como su gran compromiso con el oficio”, señala Valentín Roma, que ha contado con la colaboración de la familia Hernández Maluquer.
De hecho, una de las novedades de la muestra inaugurada la semana pasada por la consellera Laura Borràs, coincidiendo con la feria Arco, es la inclusión de sus libretas con notas, en las que vuelca sus obsesiones y aquellos aspectos que estimulan su sensibilidad junto a breves descripciones cotidianas –actualmente en fase de digitalización– , y de sus álbumes de fotografías, “que parecen dietarios de paisajes, modestos libros de horas sobre su experiencia ante la naturaleza”.
Paisajes que se bifurcan estará abierta hasta el 11 de mayo.
La muestra madrileña incluye algunos de sus diarios de notas y álbumes de fotografía hasta ahora inéditos