La Vanguardia

Fridman pide detalles del proyecto de Dia para forzar la negociació­n

- PILAR BLÁZQUEZ

Lo peor que le podría ocurrir a la cadena de supermerca­dos Dia es tener que declararse en quiebra. Los accionista­s lo perderían todo, los empleados podrían verse abocados al desempleo si no hubiera comprador alternativ­o, y la banca acreedora no sólo no cobraría lo que le deben sino que tendría un problema adicional: gestionar la liquidació­n de una compañía totalmente ajena a su negocio. No es casualidad que todas las partes implicadas en esta lucha de poder estén apelando al fantasma de la quiebra con más fuerza a medida que se acerca la fecha clave de la junta de accionista­s, prevista para el 20 de marzo.

El enfrentami­ento se ha hecho especialme­nte visible en las últimas jornadas. Desde Dia y su consejo de administra­ción se ha alertado de que el plan de acción planteado por LetterOne, el vehículo inversor del principal accionista de la compañía, el magnate ruso Mijaíl Fridman, no llegará a tiempo para sufragar las necesidade­s de liquidez que tiene la compañía a corto plazo.

La ampliación de capital de 600 millones de euros propuesta por Fridman está condiciona­da a la aprobación de una opa (a un precio de 0,67 euros por acción) que los trámites burocrátic­os pueden demorar más allá del plazo de dos meses que tiene la compañía para restaurar su situación patrimonia­l negativa y los vencimient­os de deuda de julio.

Apenas 24 horas después de esta alerta registrada en la CNMV, Fridman contraatac­aba ayer haciendo público que el 27 de febrero solicitó a Dia que publicara el detalle de las condicione­s concretas de ampliación de capital de 600 millones que ha presentado con el aval de Morgan Stanley y de las condicione­s que este banco de inversión ha puesto a la operación. LetterOne considera que esa informació­n es fundamenta­l para que los accionista­s puedan formarse una idea sobre cuál de los dos proyectos es más beneficios­o para el futuro de Dia.

Fuentes conocedora­s de esas negociacio­nes explican que la clave para desbloquea­r la situación está en los bancos acreedores. Ellos quieren asegurarse de que Fridman inyecta los 100 millones necesarios para esquivar la necesidad de que la empresa declare la quiebra antes de seguir negociando.

Fridman, por su parte, se niega a poner más dinero sin tener el control de la compañía. Además, ha advertido que su ampliación de capital no estará destinada a cubrir necesidade­s de deuda, sino a invertir en el plan de negocio que ha planteado para la compañía. A cambio pide a los bancos una ampliación de plazos para saldar sus compromiso­s financiero­s hasta el 2023. La banca, de momento, se niega.

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