Un avión se estrella en Etiopía con 157 personas a bordo
Mueren los 157 pasajeros, entre ellos dos españoles, de un vuelo de Adís a Nairobi
Fallecen todos los ocupantes, entre ellos dos españoles
A las 8.44 de la mañana de ayer ocurrió el desastre. Apenas seis minutos después de despegar del aeropuerto internacional de Bole en Adís Abeba, la capital de Etiopía, un avión desapareció súbitamente de los radares de la torre de control. Unos instantes después se confirmaron los peores temores: el vuelo ET302 de Ethiopia Airlines con destino a Nairobi, capital de la vecina Kenia, se había estrellado con 157 ocupantes —149 pasajeros y 8 tripulantes— sin dejar supervivientes. Entre los fallecidos de 35 nacionalidades hay dos españoles, según confirmó el Gobierno.
Anoche aún se desconocían las causas del accidente, aunque desde la compañía etíope apuntaron que el piloto había informado de dificultades técnicas y había pedido realizar un aterrizaje de emergencia en Adís. Fue en ese momento cuando se perdió el contacto. Aunque la visibilidad era buena y el avión accidentado, un Boeing 737 Max-8, había sido entregado hacía sólo cuatro meses, la organización sueca Flightradar24, que monitorea trayectos aéreos de todo el mundo, detectó una “velocidad vertical inestable”. Según la aerolínea africana, el aparato se había sometido a un “riguroso primer control de mantenimiento” el pasado 4 de febrero. El piloto al mando del avión, el capitán Yared Getachew, tenía más de 8.000 horas de vuelo.
El accidente de ayer se produce menos de cinco meses después de que otro Boeing 737 Max-8 se estrellara en Indonesia minutos después de despegar de Yakarta por fallos en el sistema automático. El aparato de la compañía Lion Air también era nuevo. El accidente dejó 189 muertos.
La lista de víctimas del siniestro de ayer es una torre de Babel. Además de los dos españoles fallecidos, hay 32 kenianos, 18 canadienses, nueve etíopes, ocho chinos, ocho italianos, ocho esta- dounidenses, siete franceses, siete británicos, seis egipcios, cinco alemanes, cuatro indios, cuatro eslovacos, tres austriacos, tres suecos, dos israelíes, dos marroquíes y dos polacos. También había a bordo ciudadanos de otros quince países, además de al menos un pasajero que volaba con pasaporte de la ONU.
Los dirigentes de los países con ciudadanos a bordo enviaron sus condolencias a los familiares.
El director de la aerolínea etíope, Tewolde Gebremariam, pidió tiempo para que los investigadores diluciden los motivos del accidente . “En este momento, no podemos descartar nada”, señaló en una rueda de prensa tras desplazarse hasta la zona del accidente, a unos 60 kilómetros al sur de la capital. En el lugar del siniestro se podía observar una gran área quemada y el cráter dejado
El B-737 Max-8 era nuevo y se estrelló al poco de despegar, igual que el avión de Lion Air en Yakarta
por el impacto, salpicado de restos de equipaje y fuselaje del avión. Varios miembros de un equipo de rescate recuperaron durante todo el día los cuerpos de los fallecidos. Un testigo de los hechos explicó a la BBC que el aparato provocó una gran deflagración al impactar contra el suelo. “La explosión y el fuego fueron tan fuertes que no pudimos ni siquiera acercarnos”, señaló.
Pese a la mala fama que acompaña a varias aerolíneas africanas —más de una docena de ellas están vetadas en el espacio aéreo europeo—, Ethiopian Arlines está considerada como una de las más prestigiosas y dispone de una flota de más de un centenar de aviones modernos y en buen estado. Desde el aeropuerto de Bole, que ha sido recientemente ampliado, la compañía ofrece vuelos a 125 destinos dentro y fuera del continente africano. El último accidente registrado por la compañía, auténtico orgullo nacional y que da empleo a más de 13.000 personas, se produjo en 2010, cuando un Boeing 737-800 cayó en el mar Mediterráneo poco después de salir desde Beirut hacia Adís Abeba. En aquella ocasión, fallecieron 90 personas.