Los chiringuitos de Barcelona piden avanzar la temporada
Los propietarios de los locales de playa quieren abrir un mes antes, el 15 de marzo; mañana lo negociarán con el Ayuntamiento
Los chiringuitos de Barcelona se ponen en marcha el domingo de Ramos. Ni antes ni después. No importa si Semana Santa cae en marzo o en abril. Si nieva o hace calor. “Este sistema se ha quedado obsoleto, cada año el buen tiempo llega antes y la gente va a la playa antes”, explica Israel Flores, presidente de la asociación que reúne a una docena de los 15 chiringuitos que hay en el litoral de la ciudad. Su propuesta –mañana se reunirán con los representantes municipales para negociarla– es fijar el 15 de marzo como fecha de apertura, un mes antes del domingo de Ramos de este año, que cae en 14 de abril.
“La fecha de cierre sí que está establecida, es el 30 de noviembre y no tiene sentido que la temporada se acorte o se alargue en función de cómo cae la Semana Santa”, añade Flores. Un mes más de negocio no es baladí para estos empresarios, que están viendo cómo el movimiento en las playas de Barcelona es cada vez mayor, especialmente los fines de semana, y cómo los vendedores ambulantes se pasean arriba y abajo vendiendo latas mientras ellos no pueden iniciar su actividad.
Flores asegura que “estamos preparados para montar los chiringuitos y abrir cuanto antes”. No en vano, cuando acaba la temporada, a finales de noviembre, están obligados a retirar toda la estructura para que no quede ni rastro de los locales en la arena. El sector se reúne mañana con los representantes municipales. La reunión se ha aplazado tres semanas. Tenía que ser el 27 de febrero, luego el 5 de marzo y finalmente se fijó para el 12 de marzo. Aún así, la asociación de Servicios de Temporada de las Playas de Barcelona ya hizo llegar sus dos propuestas vía registro. La primera: fijar la fecha de inicio de temporada, que este año supondría un mes más de negocio para ellos y de servicios para el ciudadano. “También sería una forma de compensar lo dura que fue la temporada pasada, llevo veinte años en el sector y el 2018 fue el peor porque la venta ilegal se disparó”, añade Flores.
La otra propuesta que han puesto encima de la mesa es la sustitución de los vasos reutilizables (el
El sector también reclama sustituir el vaso reutilizable, que cuesta un euro, por otro biodegradable
cliente pagaba un euro que podía recuperar al devolverlo al mismo chiringuito donde lo había comprado), por otros biodegradables. “Explicar a cada cliente que tiene que pagar un euro, pero que lo puede recuperar es muy engorroso cuando tienes mucho trabajo, y hay clientes que pasean y que no tienen previsto volver...”, dice Flores. El sector mantiene que el sistema del vaso reutilizable, que se introdujo el año pasado como prueba piloto, provoca que el cliente piense que está pagando demasiado, máxime cuando la venta ilegal va a la alza.