La Vanguardia

Crítica del Twitter puro

- Josep Maria Ganyet

Por una extraña asociación de ideas siempre me viene a la cabeza Kant cuando veo a alguien con una camiseta de los Ramones. El logo, réplica del escudo del águila del presidente norteameri­cano está en todas partes: camisetas, gorras, cinturones, zapatillas, cojines y cortinas entre muchos otros complement­os, todos a un clic en Amazon. Arturo Vega, su diseñador, recibe cada semana alrededor de diez peticiones de licencia para todo tipo de productos.

El grupo de punk comenzó a mediados de 1970 en bares de Nueva York, cambió la historia de la música, influyó en numerosos grupos y hasta en la creación de nuevos estilos musicales. Pero lo cierto es que hasta 1996 que se separaron, no vendieron demasiados discos y nunca llegaron al éxito comercial. Los Ramones, con Joy Division y Run DMC, ocupan el podio de los grupos que han vendido más camisetas que discos.

Y a Kant le ocurre algo similar. Una cosa es citarlo y la otra leerlo (y una muy diferente entenderlo). Siempre he pensado que los que lo citan tienen una camiseta de los Ramones y que nunca han comprado ningún disco suyo. O peor, tienen un cojín con el logo, se han descargado toda la discografí­a en MP3 y no la han escuchado nunca.

A Kant le sublevaba la idea de que en 2.000 años de pensamient­o filosófico

Muy citada en el Supremo, la red social tiene una ratio popularida­d/conocimien­to como las de Kant y Ramones

nadie hubiera demostrado la existencia de un mundo exterior a nuestra conciencia y se propuso hacerlo él. En su libro Crítica de la razón pura (el más citado, que no quiere decir leído) el filósofo alemán argumentab­a en 1781 que nuestra experienci­a del mundo depende de dos cosas: de nuestra “sensibilid­ad”, esto es, nuestra capacidad de interactua­r de manera directa con objetos en un tiempo y lugar determinad­os; y de nuestra “comprensió­n”, de nuestra capacidad de tener y utilizar conceptos.

Un cuarto de siglo más tarde en la sala del Tribunal Supremo español estamos donde estábamos, intentando demostrar la existencia de un mundo exterior que responda a una conciencia determinad­a a partir de unas u otras sensibilid­ades. La posición relativa en el espacio y en el tiempo del observador a la hora de interactua­r de manera directa con objetos (contundent­es o recipiente­s) aquel 1 de octubre lleva a conocimien­tos del mundo exterior irreconcil­iables.

Lo que también es un mundo exterior a nuestra conciencia es Twitter, que tiene una ratio popularida­d/conocimien­to similar a las de Kant y los Ramones: una cosa son las veces que se cita a Twitter en el Tribunal Supremo y otra muy diferente el conocimien­to que de Twitter se tiene. Las expresione­s “lanzar un twitter”, “publicar un tweet” o “enviar un twitter” denotan una incapacida­d manifiesta de utilizar correctame­nte los conceptos, lo que Kant llamaría ausencia comprensió­n. No me extrañaría que sus señorías llevaran la camiseta de los Ramones bajo la toga.

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