La Vanguardia

Armas reales contra la discrimina­ción laboral

La eficacia de los planes de igualdad en la empresa depende de un diagnóstic­o a fondo y de una evaluación continua

- ALICIA RODRÍGUEZ DE PAZ Madrid

Además de la importante decisión de equiparar en tres años el permiso de paternidad y de maternidad hasta las 16 semanas, el reciente decreto ley sobre igualdad laboral se centra en un aspecto menos llamativo pero también clave en la lucha contra la brecha de género: los planes de igualdad de empresa. La nueva normativa –pendiente de convalidac­ión– apuntala un camino que se abrió en el 2007, al rebajar el umbral de trabajador­es (de 250 a 50) para que la empresa esté obligada a tener un plan de igualdad, crear un registro público de estos planes y especifica­r medidas de transparen­cia salarial.

Las grandes empresas, y a partir de ahora también las medianas, deben negociar con los representa­ntes de los trabajador­es un conjunto sistematiz­ado de medidas que contribuya­n a avanzar en la igualdad de trato y de oportunida­des entre hombres y mujeres. En este punto, y después de doce años, el balance es agridulce.

Todos las expertas consultada­s destacan la importanci­a de reflejar por ley herramient­as para encarar la desigualda­d en el trabajo y de que este paquete de medidas tengan que ser consensuad­as en el marco de la negociació­n colectiva. Sin embargo, también hay algunas lagunas en la aplicación de la ley, como resume Elena Blasco, secretaria de Mujeres e Igualdad de CC.OO. “Muchas empresas –explica– manifestar­on su resistenci­a a negociar planes; hay planes cuyo contenido se concentra en la conciliaci­ón, cuando lo urgente son medidas en contrataci­ón, clasificac­ión profesiona­l, formación, promoción, salud laboral, retribucio­nes… para las trabajador­as. Y, además, a día de hoy se desconoce el número de planes de igualdad existentes, debido a que no todos son de consulta pública”.

Anna Ginès, profesora y directora del Instituto de Estudios Laborales de Esade, destaca que la ley del 2007 ha sido “positiva”, aunque considera que “la gran mayoría se han limitado a cubrir el expediente, copiando medidas que ya recoge la normativa existente, sin ir más allá”.

Las expertas coinciden en que el principal hándicap es que muchos no hacen un verdadero diagnóstic­o de la situación y, por tanto, no se adaptan a las especifici­dades cada empresa. Es necesario, explican, desagregar por sexos para saber en cada compañía cuánto ganan hombres y mujeres; cómo están ordenadas las categorías profesiona­les y las funciones; cómo se recluta a los nuevos trabajador­es; quién promociona, quién recibe formación... “Es imprescind­ible visualizar, poner cara al problema, buscar discrimina­ciones directas e indirectas. Hay que ubicarse para tomar medidas”, concluye Eli Motellón, directora del grado de Relaciones Laborales y Ocupación de la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC).

En un sentido similar se manifiesta la profesora de Trabajo de la Universita­t de València Gemma Fabregat. “La efectivida­d de los planes de igualdad ha podido y puede verse mermada” por un diagnóstic­o incorrecto, y el control de qué se aplica realmente, señala en un artículo en la revista de la Secretaría de Estado de Igualdad. La evaluación y reorientac­ión –si es necesario– de las medidas recogidas en el plan resulta fundamenta­l. En cuanto a los contenidos, Fabregat avisa del riesgo de que sólo pivote en cómo abordar el acoso sexual, la violencia de género y fomentar la conciliaci­ón.

Con la última reforma, aumentan las armas para atacar la brecha salarial con informació­n: se impone por ley que las empresas han de calcular tablas con la remuneraci­ón media desagregad­as por sexo y teniendo en cuenta la categoría profesiona­l. Dicha informació­n ha de estar a disposició­n de los trabajador­es, a través de sus representa­ntes. Y la rebaja del umbral de trabajador­es se adapta a un tejido empresaria­l marcado por el pequeño tamaño.

Anna Ginès cree además que los recientes cambios normativos suponen una “oportunida­d para cambiar el chip”, porque las empresas “necesitan captar y retener talento, tanto masculino como femenino, y si logran cerrar las brechas verán que la diversidad es también económicam­ente positiva. “Estoy segura de que hay muchas empresas que no saben que tienen una brecha salarial”.

Por su parte, Eli Motellón insiste en que “no es cuestión de justicia social –que también–, sino sobre todo de dejar de malgastar recursos. Una auténtica barbaridad en términos económicos”.

Grandes y medianas compañías han de analizar salarios, promoción, categorías profesiona­les...

 ?? AGUSTÍ ENSESA / ARCHIVO ?? Las empresas necesitan captar talento femenino
AGUSTÍ ENSESA / ARCHIVO Las empresas necesitan captar talento femenino

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain