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El plazo extra de 24 horas concedido por la Junta Electoral Central a Quim Torra para que retire los símbolos independentistas de los edificios públicos, y el riesgo de merma en la calidad del servicio del hospital Clínic por la falta de espacio.
EL Clínic, el primer hospital de referencia de Catalunya junto con Vall d’Hebron, se encuentra al borde del colapso. La razón es algo tan simple como la falta de espacio. Si esto no se soluciona, en pocos años este centro médico de excelencia corre el riesgo de dejar de serlo, ya que resulta prácticamente imposible que los médicos, los investigadores y el resto del personal sanitario puedan desarrollar su labor con un mínimo de condiciones dignas.
Hace años que la dirección y el personal del Clínic llevan optimizando el espacio disponible, pero la situación ha llegado al límite. En la información que hoy publica la sección de Tendencias se describen los casi increíbles equilibrios que debe hacer el personal sanitario, así como las incomodidades que deben sufrir los pacientes, para convivir en un espacio que se ha quedado pequeño ante el crecimiento que registran las actividades del hospital.
“Estamos adaptados”, dicen los más optimistas. Pero la realidad es que el día a día del hospital se desarrolla en un clima que muchas veces resulta agobiante, incluso en los quirófanos, donde no hay sitio para todo el material necesario. Como denuncia el Comitè de Delegats Mèdics, la tarea asistencial, docente y de investigación del Clínic se halla seriamente limitada.
De la necesidad de ampliar el Clínic, que depende de la Generalitat, se viene hablando desde hace ya muchos años, sin que incomprensiblemente se haya tomado ninguna decisión al respecto. Se han estudiado diversas alternativas para la ampliación y la más factible es la de crecer en los terrenos de la vecina Escola Industrial, que depende de la Diputación de Barcelona, donde ya sólo quedan algunas oficinas que fácilmente podrían instalarse en otro lugar. La opción del traslado del Clínic a las afueras de Barcelona es impensable, tanto por su complejidad como por su elevada inversión y por el problema que supondría dejar el centro de la ciudad sin sus servicios médicos.
La necesaria ampliación del Clínic es la obra más emblemática e importante de los más de 160 proyectos públicos que se hallan paralizados en Catalunya, primero por culpa de la crisis y después por la situación política que vive el país y que dificulta la toma de decisiones.
El colapso de la gran trayectoria ascendente del Clínic, tanto en asistencia médica de vanguardia como en investigación avanzada, sería una gran pérdida para una Catalunya que presume de disponer de una sanidad de primer nivel internacional. Es, por tanto, una pérdida que el país no puede permitirse y que exige la adopción de decisiones inmediatas por parte de la Generalitat, ya que la ampliación de las instalaciones es un proceso que puede durar años y se corre el riesgo de llegar tarde.