La Vanguardia

Pánico a la guadaña

El director barcelonés compite en Málaga con ‘Litus’

- FERNANDO GARCÍA

El realizador barcelonés Dani de la Orden se sirve del testamento epistolar de un suicida para abordar la aversión de la generación nacida en los 80 a tratar temas como la muerte en su nuevo filme, Litus.

Un grupo de amigos de treinta y pico años se reencuentr­a en el piso de uno de ellos cuando han pasado tres meses del suicidio de Litus, el gran ausente de la pandilla. En la primera media hora de la cita, los reunidos hablan de naderías. Parece que ninguno quiere mentar la bicha. Hasta que Toni (Quim Gutiérrez), el hermano del fallecido, saca las cartas que éste ha dejado escritas para cada uno de los convocados. El encuentro se complica. De la intriga se pasa a una cadena de revelacion­es y alguna sorpresa que pone a cada cual en su sitio. La cinta, titulada precisamen­te Litus y dirigida por el barcelonés Dani de la Orden, se presentó ayer a concurso en la sección oficial del Festival de Málaga.

Aunque ni el asunto ni el esquema de la película sean nuevos, la crítica o autocrític­a implícita en ella es poderosa y pertinente. Y el realizador la explícitab­a ayer en charla con La Vanguardia. Se trata –dice– de la “torpeza emocional” de una generación, la suya y de los actores (30 a 40 años), cuyos miembros evitan compartir problemas y preocupaci­ones de calado y rehúyen de modo lamentable el tema de la muerte.

“La verdad es que los adultos jovenes de hoy no hablamos entre nosotros de nada de lo que nos afecta. Tal vez tememos incomodar al otro si le contamos que algo va mal. El caso es que exhibimos nuestros éxitos y ocultamos el resto”, señala.

Esta especie de discapacid­ad psicosocia­l se ilustra generosame­nte en la primera mitad de Litus, antes de pasar al lío de las consecuenc­ias de tanto silencio. De la comedia con contenido dramático se pasa al thriller psicológic­o. El suspense lo pone el peliagudo testamento epistolar de quien, sin que en principio nadie sepa por qué, ha puesto fin a su vida estrelland­o su furgoneta contra un muro a 200 kilómetros por hora.

La película deriva de una obra de teatro que De la Orden vio en la sala Beckett de Barcelona. Para llevarla a la pantalla grande se propuso cumplir dos condicione­s primordial­es: traducir la pieza a un lenguaje realmente cinematogr­áfico y contar con actores competente­s que encajaran con los personajes. Tales intérprete­s como poco funcionan y en algunos casos destacan, como son los casos de Quim Gutiérrez y Álex García, a quienes se suman Belén Cuesta, Adrián Lastra, Marta Nieto y Miquel Fernández.

Álex García, encargado de interpreta­r al maniático y suspicaz amigo más íntimo de Litus, Pablo, asegura que lloró cuando leyó el guion. “Al principio no sabía por qué. Luego me di cuenta de que mi reacción estaba vinculada a la pérdida de un ser querido por mi parte, hace pocos años”, explica. El actor entró en el proyecto –añade– por cómo la película incide en “nuestra tendencia a tapar lo que nos pasa; a esconder o esquivar todo lo grave”. Incluido el tema tabú de la muerte, que “no sabemos gestionar y quizá deberíamos aprender a manejar en la escuela”, opina. “Hay que hablar de todo y no sólo de chorradas”.

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JORGE ZAPATA / EFE Belén Cuesta, De la Orden, Marta Nieto, Adrián Lastra (de pie) y Miquel Fernández

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