Agustí Martín
La nueva bocana de la Marina Vela estrena un edificio para que los estudiantes de la UPC puedan hacer prácticas cerca del mar
Los alumnos de la facultad de Náutica de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) podrán realizar sus prácticas en las instalaciones que se han abierto en la Marina Vela de un puerto de Barcelona en constante transformación.
Los alumnos de la facultad de Náutica de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) no lo tendrán fácil para concentrarse en las explicaciones del profesor. Si miran por los amplios ventanales del aula pueden divisar las terminales de cruceros, las grúas de la zona logística y el final del rompeolas recién inaugurado. Un mirador privilegiado para los apasionados del mar como los estudiantes de esta facultad.
El denominado Espai Vela “es el aula más bonita de Barcelona”, proclamó el decano, Agustí Martín, durante el acto de inauguración celebrado ayer en las nuevas instalaciones de la facultad de Náutica en la nueva bocana del puerto de Barcelona. Se trata de un discreto edificio de 250 m2 que actuará como un complemento para posibilitar la parte práctica que no tiene cabida en el edificio histórico de Pla de Palau.
La creación de un espacio en el que se saborea la sal del mar desde la silla de clase no es un invento nuevo en Barcelona. “Se nos devuelve un espacio reivindicado desde hace 30 años”, celebró Martín, recordando el club universitario en el que muchos estudiantes que ahora peinan canas aprendieron a navegar. Esas instalaciones se perdieron primero por el cambio de usos del puerto durante la transformación olímpica y después con la remodelación de los muelles de la Marina Port Vell.
El edificio queda a los pies del mirador en el que acaba el paseo de 400 metros del rompeolas que parte desde la plaza Rosa dels Vents, a los pies del hotel W. El emplazamiento en la nueva bocana de la Marina Vela, al que se puede acceder sólo de día y tiene salida directa al mar, también acogerá la nueva base provincial de la Cruz Roja del Mar. Además de la clase con vistas, hay salas polivalentes, un muelle con tres puntos de amarre, y una explanada con capacidad para siete embarcaciones en seco. La facultad cuenta con una concesión para los próximos 35 años y pretende aprovechar la nueva sede para incentivar la construcción de embarcaciones y maquetas fruto de proyectos de investigación.
La presidenta del Port de Barcelona, Mercè Conesa, calificó la facultad de Náutica de “un aliado estratégico” y se mostró dispuesta a trabajar para que “su presencia crezca en el puerto mediante otros proyectos conjuntos”, aunque esto no se traducirá de momento en nuevos edificios ni instalaciones. Mientras que las prácticas se concentrarán al lado del exitoso rompeolas que se ha convertido en la gran novedad urbanística de la capital catalana, el foco de la docencia seguirá en el edificio neoclásico de Pla de Palau, que la facultad estuvo a punto de perder durante los peores momentos de la crisis económica.
El plan de viabilidad elaborado hace seis años por la UPC para conseguir cuadrar las cuentas contemplaba la posibilidad de cambiar la sede y poner a la venta
La histórica sede de Pla de Palau, que se puso en venta durante la crisis, seguirá en manos de la UPC con uso educativo
el edificio utilizado desde 1932 como lugar de formación, entonces de la Marina Civil y desde hace 30 años en manos de la Politècnica. El Ayuntamiento en algún momento pretendió el edificio aunque no acabó concretando ninguna propuesta. Ahora, superada la crisis, no parece que nada vaya a cambiar porque ni la UPC tiene interés en desprenderse de él ni el gobierno municipal lo ha situado en su radar.
Donde sí que habrá novedades en los próximos meses será en el entorno del nuevo espacio marítimo. Los muelles en los que se encuentra el Espai Vela y el exitoso paseo seguirán ofreciendo más novedades para los ciudadanos al otro lado de la Marina Vela, donde se abrirá un nuevo paseo elevado que tendrá al final de todo un edificio con oficinas y un restaurante que a más de uno le recordará al mítico Porta Coeli del antiguo rompeolas. La gran incógnita por resolver en este ámbito es si finalmente habrá lugar para una franquicia del museo Hermitage con la firma del arquitecto japonés Toyo Ito.