Trump recibe a Bolsonaro con Maduro en el punto de mira
El presidente de EE.UU. acoge a su gran admirador brasileño
La réplica abraza al original. El aprendiz junto al gran maestro. El Trump del trópico y el auténtico Trump, Donald, cara a cara.
Dios los cría y la Casa Blanca los junta. El presidente estadounidense, tan demandante siempre de un buen masaje de ego, recibe hoy a su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, un invitado que se define como una fotocopia del anfitrión. “Quiero un Brasil grande igual que él quiere un Estados Unidos grande”, proclamó a las pocas horas de aterrizar el domingo en Washington.
Bolsonaro ha seguido el manual trumpista: echar mano de Twitter para insultar a todo el que le contraría y servirse del “fake news” para despreciar las noticias que le cuestionan. Trump le felicitó efusivamente cuando ganó las pasadas elecciones. En realidad se congratuló a si mismo.
El brasileño llega para encarar esta primera reunión bilateral entre los dos mayores economías de América con una agenda que persigue expulsar del poder al venezolano Nicolás Maduro y reforzar los lazos militares y financieros. Entre esos asuntos figuran negociar un acuerdo de libre comercio, la reducción de impuestos y el fortalecimiento de la cooperación. Existe, sin embargo, el inconveniente de que China no se enfade, puesto que Pekín es el principal socio de Brasil.
John Bolton, consejero de seguridad nacional, describió este viaje como “una oportunidad histórica”. Lastima que el efecto quedó algo perjudicado al llamarle “Bolonsaro” en un tuit. “El presidente Bolsonaro insufla energía a nuestras relaciones y está determinado a lograr avances”, remarcó Bolton en Globo TV. “Estamos muy animados de cara a establecer tratos en una serie de asuntos. La crisis de Venezuela es una prioridad”, recalcó.
Nada más pisar la capital federal ya empezó el ruido. Frente a la Casa Blanca se desarrolló una protesta para “condenar las horribles políticas de división” que desarrollan ambos líderes, siempre según los organizadores.
Los dos mandatarios han realizado un calentamiento en estas jornadas previas. “Siempre he soñado con liberar a Brasil de la sucia ideología de la izquierda”, subrayó Bolsonaro en la cena que mantuvo con opinadores conservadores el domingo en Washington. Esta cita convocó a los dos ideólogos de cabecera de cada presidente: el exasesor Steve Bannon, el supremacista blanco que susurraba a la oreja de Trump; y el filósofo derechista brasileño Olavo de Carvalho, inspirador de la idea de que el cambio climático no es más que una conspiración comunista.
Durante estos preparativos, a Trump le salió la vena autócrata en declaraciones a la web Breitbart, portavoz de los ultras. “Tengo el apoyo de la policía, de los militares, de Bikers (motoristas) por Trump, tengo gente dura, que no van de duros hasta que llegue el punto crucial en que ellos deban ser malos, muy malos”.
El presidente forjado en la telerrealidad amenazó así con convocar esas fuerzas para actuar contra los enemigos de “la izquierda”. Es el mismo que el domingo, en otra “locura” tuitera, pidió que se investigue el programa Saturday Night Life (NBC) porque le ataca, y que se restaurara el espacio de Jeanine Pirro, una de las trumperas fanáticas, apartada el sábado en la cadena Fox –¡la Fox!– por sus comentarios denigrantes hacia los musulmanes.
El presidente brasileño busca negocios con EE.UU., cosa que puede enfadar a China, su principal socio