‘A fairytale’, lo titulan
Bianca Andreescu exprime la ‘wild card’ de Indian Wells hasta adjudicarse el título
En Indian Wells, Bianca Andreescu (18) ya ha logrado llegar más lejos que Martina Hingis y Serena Williams.
Vaya dos nombres ¿no?
(...)
En su día, Hingis (2006) y Williams (2015) habían recibido una wild card para acceder al cuadro grande del torneo. Exprimieron la invitación.
La exprimieron a fondo: acabaron alcanzando los cuartos de final. No estaba nada mal. Pues bien. Andreescu ha ido dos pasos más allá. Partiendo con una invitación (es decir, que no tenía ranking para aparecer en el cuadro grande), ha ganado el título en California. Lo hizo el domingo, tras tumbar a Angelique Kerber (6-4, 3-6 y 6-4).
Y los sabios, ojipláticos.
Y las rivales, empequeñecidas. Que se lo pregunten a Garbiñe Muguruza. En cuartos, Andreescu se había cruzado en el camino de la española. Era un compromiso de alto copete: en su momento, no hace demasiado tiempo, Muguruza había sido líder de la WTA durante cuatro semanas (otoño del 2017). Y por ahí va paseándose con dos títulos del Grand Slam.
Andreescu sólo le dejó ganar un juego. Le endosó un 6-0, 6-1.
–Cada vez que intentaba corregir algo, Andreescu me respondía con golpes aún mucho mejores –se lamentaba el viernes Muguruza, descoyuntada por la exhibición de la canadiense.
En ese mismo instante, los analistas empezaron a revolver en la estadística. Advirtieron que Andreescu, el 1 de enero, era una tenista desconocida, una jovencita que apenas se abría paso en el circuito WTA. Nadie sabía nada de ella. Era la 178.ª del mundo. ¿Y ahora?
En lo que llevamos de año se ha llevado por delante a cuatro Top 10. Ayer amanecía como la 24.ª del mundo. Y subiendo.
–Soy la alucinante campeona del mundo –voceaba Andreescu, con el título en las manos. Una locura.
Y los teletipos titulaban: A fairytale. Una historia de ensueño. Y otros analistas se ponían a escarbar en el emergente tenis canadiense. En hombres, irrumpen Denis Shapovalov (19 años) y Felix Auger-Aliassime (18 años).
–Sabía que Andreescu era buena. Pero tanto...
Eso ha dicho Shapovalov en estos días en Indian Wells.
Ahora, las biografías nos cuentan que Andreescu había nacido en Toronto, en Canadá, pero se había iniciado en el tenis a los siete años, en Rumanía, donde sus padres trabajaban.
–Luego volvimos a Canadá –dice Andreescu.
A los once años entraba en el programa nacional de tenistas. Allí fue avanzando, poco a poco, hasta la explosión de estos meses.
–Ahora, todo va muy deprisa.