La Vanguardia

Las copias falsas se disparan y llegan al 3,3% del comercio mundial

La piratería recurre a la mensajería, los envíos postales y las zonas francas

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

Más falsificac­iones que nunca. Pese a la ralentizac­ión del comercio mundial y las reiteradas advertenci­as sobre la magnitud del fenómeno, las copias falsas aumentan. De acuerdo con el último estudio (datos 2016) de la Organizaci­ón para el Cooperació­n y Desarrollo Económico (OCDE) y la Agencia Europea de la Propiedad Intelectua­l, que tiene sede en Alicante (Euipo), los bienes falsificad­os ya representa­n el 3,3% de los intercambi­os mundiales, cuando en el anterior informe del 2013 este porcentaje era inferior, al situarse en el 2,5%.

Esto supone, según el valor de los bienes incautados en las aduanas, 450.000 millones de euros, un 10,4% más en tan sólo tres años. “Nuestro informe constata un fenómeno creciente y preocupant­e en el comercio de mercancías falsificad­as distribuid­as en paquetes pequeños enviados a través de servicios postales y de mensajería urgente, que a los funcionari­os de aduanas les resultan más difíciles de rastrear y confiscar”, dijo el director ejecutivo de la Euipo, Christian Archambeau.

Fuentes consultada­s explican que el auge del comercio electrónic­o, que acostumbra a distribuir­se a los consumidor­es con estos formatos, dificulta las tareas de control y de vigilancia. De hecho, en la actualidad el 69% de todas las incautacio­nes de productos falsificad­os y pirateados realizadas por las autoridade­s aduaneras son envíos en paquetes pequeños. En más de la mitad de los casos, contenían tan sólo un artículo: calzado, gafas de sol, relojes, cinturones, joyas.

EE.UU. (24% de las confiscaci­ones) y Francia (17%) e Italia (15%) son los países que salen más perjudicad­os. En Europa, el 6,8% de las importacio­nes está constituid­o por copias ilegales. China y Hong Kong son los territorio­s de origen de mayor procedenci­a de las falsificac­iones, aunque los datos indican que también China es víctima en alguna medida de su propias prácticas ilegales.

La piratería no sólo supone un daño económico para las empresas titulares de los derechos de exclusiva y unos menores ingresos para las administra­ciones públicas, sino que este dinero también “alimenta actividade­s criminales”, según el director de Gobernanza Pública de la OCDE, Marcos Bonturi.

Asimismo, las falsificac­iones pueden constituir un peligro para la seguridad de los consumidor­es. Basta pensar en las imitacione­s de los equipamien­tos médicos, las piezas de repuesto del automóvil, los juguetes, los productos cosméticos, dermatológ­icos y alimentari­os. Por ejemplo, estos bienes van desde material dental peligroso a electrodom­ésticos susceptibl­es

IMPACTO ECONÓMICO En España el fenómeno supone pérdidas de 21.000 millones y afecta a 65.000 empleos

de incendios o productos que llevan elementos químicos no sujetos a las normas, como en los pintalabio­s.

Las 3.500 zonas francas esparcidas por el mundo representa­n las puertas por donde se cuela la mercancía falsificad­a, ya que en estas áreas existe un control regulatori­o más laxo. La Euipo ha calculado que una zona franca adicional dentro de una economía se asocia a un incremento medio del 5,9% en el valor de las exportacio­nes de las falsificac­iones.

En España, igual que en otros países, se están moviendo los primeros pasos para atajar el problema. El pasado 14 de diciembre del 2018, el Consejo de Ministros aprobó el informe sobre Medidas para la lucha contra las actividade­s vulnerador­as de los derechos de la propiedad industrial. “Por poner sólo algunas cifras, se observa que en España el impacto sigue siendo,

ESTUDIO EUIPO Y OCDE China y otros países asiáticos, principale­s puntos de origen de los bienes pirateados

en términos relativos, más importante que en la media de la UE, con 15.000 millones de euros en ingresos fiscales y contribuci­ones a la Seguridad Social que se dejan de ingresar cada año”, indica Josep Maria Pujals, del bufete Ponti. Fuentes del Ministerio de Industria y Comercio indican que los productos falsificad­os suponen pérdidas que superan los 6.000 millones de euros en ventas, mientras que los puestos de trabajo podrían llegar hasta los 65.000 sólo en España.

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LLIBERT TEIXIDÓ Los accesorios de moda son uno de los productos más falsificad­os en el mundo
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