El último soviético
El último ‘dinosaurio’ soviético, de 78 años, mantendrá puestos políticos clave
Kazajistán abre una nueva era política con la dimisión del presidente Nursultán Nazarbáyev, que pone fin así a tres décadas de gobierno iniciadas en periodo soviético, en las cuales la república asiática se ha abierto al libre mercado.
El último dinosaurio soviético anunció ayer que su época se termina. Nursultán Nazarbáyev, que mandaba en Kazajistán desde hace 30 años, antes incluso de que la URSS desapareciese, comunicó en un discurso televisado su dimisión como presidente de este país centroasiático de 18 millones de habitantes. Aunque mantendrá importantes puestos políticos, Nazarbáyev, de 78 años, dijo que este país rico en hidrocarburos y minerales necesita “una nueva generación de líderes”.
El traspaso del poder será largo, e incluso sugirió que podría no llegar a soltarlo del todo. Nazarbáyev dijo que el presidente del Senado, Kassim-Zhomart Tokáiev (65 años), ocupará las funciones presidenciales hasta las elecciones, previstas para el 2020. Para sí reservará el puesto de presidente del Consejo de Seguridad de Kazajistán, el de jefe del partido gobernante Nur Otan y miembro del Consejo Constitucional. “Estaré con vosotros hasta el fin de mis días”, afirmó.
Desde el fin de la URSS, Nazarbáyev ha ganado todas las elecciones. La última fue en el 2015, con el 97,7 % de los votos.
Aunque no se había explicado de qué iba a hablar el jefe del Estado en su alocución desde el palacio presidencial de la capital Astaná, el anuncio de dimisión no fue una sorpresa totalmente inesperada. En los últimos años el poder ha emprendido algunas maniobras políticos y constitucionales que sugerían, además de la avanzada edad, a una preparación para el futuro. El pasado febrero el Consejo Constitucional respondió a un requerimiento de Nazarbáyev sobre la suspensión de las funciones presidenciales.
Desde Almaty, la ciudad más poblada de Kazajistán y su capital económica, el historiador Bolat Asánov hace para La Vanguardia un rápido balance. “Durante su presidencia, Kazajistán pasó de la economía planificada a un sistema de mercado, del estado de orientación socialista al capitalismo, en un proceso no siempre indoloro. El país ha sufrido una fuerte segregación social, provocada sobre todo por males sociales como el desempleo o la corrupción”, explica el experto. No han faltado “violaciones de los derechos y las libertades democráticas, y eso hace que las opiniones sobre este periodo no siempre coincidan”.
Con su dimisión, Nazarbáyev intenta evitar una disputa por el poder que pueda desestabilizar el país. Una situación que, además, podría agravar el actual descontento social. La dimisión se produce un mes después de disolver el Gobierno, al que acusó de no saber diversificar una economía muy dependiente del petróleo, y de prometer medidas sociales para aplacar el malestar.
Antes de su comparecencia, el líder kazajo llamó por teléfono a sus aliados regionales. Nazarbáyev comunicó personalmente su decisión al jefe del Kremlin, Vladímir Putin, y ambos acordaron seguir manteniendo el contacto. Astaná también llamó a los líderes de Armenia, Bielorrusia, Kirguistán y Uzbekistán.
En opinión de Bolat Asánov, “lo más importante de su presidencia ha sido la obtención de la independencia (en 1991), así como la concesión del estatus de lengua estatal al kazajo”. Desde la muerte del autoritario presidente de Uzbekistán Islam Karímov en el 2016, Nazarbáyev era el último dirigente de al URSS que seguía en el poder.
Antes de hacerlo público, comunicó personalmente su dimisión a Putin y otros líderes regionales