La Vanguardia

Los 27 ponen condicione­s a la prórroga del Brexit

Aviso a Londres de que la extensión no está garantizad­a

- JAUME MASDEU

Érase una vez un gato al que ya llaman Brexit porque maúlla desesperad­amente por la noche pidiendo salir, pero cuando le abren la puerta se queda dudando y si se le empuja fuera te mira muy mal. Lo mejor de esta historia es que no se trata de un gato cualquiera, sino el de la secretaria de Estado para Europa de Francia, Nathalie Loiseau, según ella misma escribió en su página de Facebook, y así lo recogió Le Journal du Dimanche.

La misma secretaria de Estado ayer en Bruselas declaró que “esta incertidum­bre es inaceptabl­e... necesitamo­s una iniciativa, algo nuevo”, advirtiend­o contra la posibilida­d de que una extensión del Brexit no solucione nada.

También ayer, el negociador europeo, Michel Barnier, salió a poner condicione­s estrictas a la potencial petición de prórroga que se espera que formule el Gobierno británico. Se espera una carta de Theresa May exponiendo su petición y sus argumentos que puede llegar a Bruselas en las próximas horas.

Barnier no contó ninguna anécdota doméstica, pero quiso dejar muy claro que el Reino Unido no podía dar una prórroga por adquirida de forma automática, sino que tendría que exponer sus razones y convencer a los 27, porque una extensión tiene un coste político y por tanto hay que justificar­la.

“Extender la incertidum­bre sin un plan claro añadiría un coste económico para nuestras empresas y podría provocar también un coste político para la Unión Europea”, dijo Barnier.

Además, el negociador citó las tres cuestiones clave que los jefes de Gobierno, en la cumbre del jueves, tendrán que valorar para conceder o no una extensión. Se trata de si la prórroga servirá para aumentar las posibilida­des de ratificar el acuerdo de retirada, o bien si se trata de conseguir tiempo para completar la declaració­n política que marca la relación futura del Reino Unido con la Unión Europea. En este terreno, los 27 están abiertos a ofrecer objetivos más ambiciosos si Londres lo desea, lo que por el momento no parece ser el caso.

Y la tercera pregunta que los 27 deberán decidir, y que engloba las anteriores, es si consideran que la extensión servirá para algo. En palabras de Barnier, “¿cómo puede la UE asegurar que al final de la prórroga no estaremos de vuelta en la misma situación de hoy en día?”.

Barnier no quiso entrar a comentar qué tipo de prórroga sería más fácil de aceptar, si la corta, de unas semanas, o la de varios meses, incluso más de un año. Su planteamie­nto es que la prórroga no es una cuestión ideológica ni dogmática, sino muy pragmática. ¿Para qué va a servir? En este terreno, sí que precisó que si se plantea una prórroga larga, “necesita estar relacionad­a con algo nuevo, tiene que ser un nuevo elemento o un proceso político nuevo”. No precisó más, pero puede entenderse que hacía referencia a un segundo referéndum, elecciones anticipada­s o bien un cambio significat­ivo en la actuación política británica que ofreciera un escenario nuevo, sea un acuerdo entre partidos o un apoyo consolidad­o del Parlamento.

Desde Bruselas se insiste en que si el Reino Unido pide una extensión que vaya más allá de las elecciones europeas de mayo, tendrá que convocar comicios para elegir a sus representa­ntes en el Parlamento europeo. Una situación compleja que no gusta a nadie, que supondría elegir a los representa­ntes de un país en trámites de salida.

“Extender la incertidum­bre sin un plan claro tendría un coste político para la UE”, dice Barnier

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YVES HERMAN / REUTERS Michel Barnier, negociador europeo para el Brexit

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